[Reportajes Congreso Futuro 2019] ¿Cómo evitar que los antibióticos dejen de surtir efecto en nuestros organismos?
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Según recomienda la Organización Mundial de la Salud, es necesario en forma urgente cambiar la forma de prescribir y utilizar estos medicamentos que han salvado millones de vidas desde 1928.
Los antibióticos sin duda llegaron para revolucionar la industria de la medicina, salvando millones de vidas desde su aparición de la mano del bacteriólogo británico y Premio Nobel Sir Alexander Fleming, quien desarrolló la penicilina, el primero en su tipo aparecido en 1928.
De ahí en adelante parecieron ser el remedio infalible para muchas dolencias. Sin embargo, con las décadas, las bacterias resistentes a este medicamento se han transformado en uno de los principales problemas de salud de este siglo.
Se trata de los mismos que han curado millones de enfermedades y que ahora ven como pierden sus capacidades para combatirlas.
Según el doctor José Munita, “el mal uso de los antibióticos ha hecho que las bacterias, que están acostumbradas a lo que se les viene por delante, también se han hecho resistentes a los antibióticos”.
Según datos proporcionados por la Organización Mundial de la Salud, estas bacterias farmacorresistentes pueden causar infecciones en las personas y en los animales y esas infecciones son más difíciles de tratar que las no resistentes.
“Cuando uno usa un antibiótico uno mata a la bacteria mala, pero también mata a muchas bacterias buena”, dijo Munita, quien compara este proceso a la quimioterapia.
La resistencia a los antibióticos hace que se incrementen los costos médicos, que se prolonguen las estancias hospitalarias y que aumente la posibilidad de morir.
Por eso, según recomienda el organismo mundial, es necesario que se cambie urgentemente la forma de prescribir y utilizar los antibióticos. Aunque se desarrollen nuevos medicamentos, si no se modifican los comportamientos actuales, la resistencia a los antibióticos seguirá representando una grave amenaza.
Los cambios de comportamiento también deben incluir medidas destinadas a reducir la propagación de las infecciones, a través de la vacunación, el lavado de las manos, la seguridad de las relaciones sexuales y una buena higiene alimentaria.