¿Un Nobel asegurado? Científicos logran mapear el cerebro completo de una mosca adulta por primera vez
El detallado mapa cerebral de la mosca de la fruta adulta contiene 139,255 neuronas y 50 millones de conexiones, un avance que podría transformar la neurociencia y acercar a los investigadores a futuros premios Nobel.
Un equipo internacional de científicos ha conseguido, por primera vez, mapear con precisión cada neurona del cerebro de una mosca de la fruta adulta (Drosophila melanogaster).
Este cerebro, del tamaño de una semilla de amapola, cuenta con 139,255 neuronas y 50 millones de conexiones sinápticas, convirtiéndose en el conectoma más completo hasta la fecha para un animal de esta complejidad.
Este logro marca un hito en la neurociencia, comparable a los primeros mapas cerebrales realizados en las décadas de 1960 y 1970.
Si bien el cerebro humano tiene aproximadamente 80 mil millones de neuronas, este estudio en la mosca adulta es un gran salto desde los primeros modelos desarrollados en el gusano Caenorhabditis elegans, que solo posee 302 neuronas.
Los investigadores detrás de este trabajo, que incluye científicos de 122 instituciones, han publicado sus hallazgos en nueve artículos científicos en la revista Nature.
Entre las instituciones principales figuran la Universidad de Princeton, la Universidad de Cambridge y la Universidad de Vermont. El equipo utilizó más de 21 millones de imágenes y 7,000 cortes cerebrales para armar el detallado diagrama, apoyados por un programa de inteligencia artificial desarrollado en Princeton.
Este avance no solo mejora la comprensión del cerebro de la mosca de la fruta, sino que ofrece un modelo para estudiar cómo las redes neuronales controlan comportamientos complejos como caminar y volar, procesos comparables a los de los humanos.
"Los diagramas del cableado cerebral son un primer paso hacia la comprensión de todo lo que nos interesa", señaló Gregory Jefferis, biólogo de la Universidad de Cambridge.
Se espera que este mapa transforme la investigación en neurociencia, abriendo nuevas puertas para comprender el funcionamiento del cerebro en mayor detalle, y podría incluso encaminar a sus creadores a futuros premios Nobel.