Tsunami en el Pacífico tras terremoto de 8.8 en Kamchatka: ¿Por qué las olas fueron menores de lo esperado?

Imagen
José Ferrada 31-07-2025

Un potente sismo cerca de la costa rusa generó alertas en todo el Pacífico, pero el impacto del tsunami fue menos devastador de lo previsto. Expertos explican las razones geológicas detrás de este fenómeno.


Un terremoto de magnitud 8.8 sacudió la costa este de la península de Kamchatka, en Rusia, el 30 de julio de 2025, desencadenando alertas de tsunami en Hawái, América del Norte, Asia y Sudamérica. Aunque el sismo fue uno de los más fuertes registrados, las olas generadas resultaron más pequeñas de lo pronosticado, causando daños limitados en la mayoría de las zonas costeras.


Las primeras estimaciones apuntaban a un escenario catastrófico, con olas de hasta cuatro metros en zonas cercanas al epicentro. Sin embargo, en países como Japón, ubicado relativamente cerca del origen del sismo, el impacto fue menor. Incluso en Hawái y la costa oeste de EE.UU., las alertas se levantaron horas después sin reportes de destrucción masiva.


La geología detrás del tsunami "atenuado"


Según expertos, la profundidad del terremoto (20.7 km) y el tipo de movimiento tectónico influyeron en la moderación del tsunami. A diferencia del megaterremoto de Sumatra en 2004 o el de Japón en 2011, este sismo ocurrió en una zona donde la placa del Pacífico se desplaza bajo la placa de América del Norte a un ritmo de 80 mm por año.


"El desplazamiento vertical del lecho marino fue menos abrupto, lo que redujo el volumen de agua desplazada", explicó Alan Dykes, profesor de Geología de la Universidad de Kingston. Aunque el terremoto liberó energía equivalente a millones de toneladas de TNT, la rapidez y la forma en que se movieron las placas determinaron la fuerza final del tsunami.


Las olas de tsunami pueden viajar a 700 km/h en aguas profundas, pero pierden intensidad al acercarse a la costa. En este caso, la combinación de factores geológicos y la distancia evitó una tragedia mayor. Pese a las evacuaciones preventivas en varios países, el evento sirvió como recordatorio de la impredecible fuerza de la naturaleza.


Artículo adaptado del original publicado en The Conversation por Alan Dykes, profesor asociado en Geología de Ingeniería de la Universidad de Kingston.