Pulgares más largos en primates revelan un vínculo evolutivo con cerebros más grandes, según estudio

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José Ferrada 26-08-2025

Una investigación que analizó 94 especies de primates descubrió una correlación significativa entre la longitud del pulgar y el tamaño cerebral, sugiriendo una coevolución entre la destreza manual y la inteligencia en estos mamíferos.


Un estudio pionero de la Universidad de Reading descubrió que los primates con pulgares más largos en relación al tamaño de su mano tendían a poseer cerebros más grandes, revelando un vínculo evolutivo hasta ahora desconocido entre la destreza manual y el desarrollo cognitivo. La investigación, publicada en Communications Biology, analizó 94 especies de primates, desde homínidos antiguos hasta lémures, estableciendo por primera vez una correlación directa entre estas dos características.


Según reportó The Guardian, la Dra. Joanna Baker, autora principal del estudio, explicó que “cuando tienes pulgares más largos en relación con tu mano en general, eso tiende a venir en conjunto con un tamaño cerebral general más grande”. El análisis demostró que esta relación se mantenía consistentemente en todos los primates estudiados, incluidos los humanos, cuyo pulgar oponible siempre se consideró clave para el desarrollo de herramientas y la manipulación de objetos.


El neocórtex como factor clave


Los investigadores identificaron que la región cerebral específicamente asociada con pulgares más largos era el neocórtex, área responsable de funciones cognitivas superiores como la planificación y la sensación. Este hallazgo resultó particularmente significativo, ya que otras zonas motoras como el cerebelo no mostraron la misma correlación. El estudio sugiere que la evolución favoreció simultáneamente un mayor desarrollo cerebral y una mayor capacidad de manipulación fina de objetos.


Aunque los humanos y sus parientes homínidos cercanos poseen pulgares excepcionalmente largos y cerebros grandes, la investigación confirmó que “dada la relación entre los dos, eso está ocurriendo en todos los primates”. Solo una especie, el Australopithecus sediba, rompió esta tendencia, posiblemente debido a su adaptación tanto a la vida arbórea como terrestre. Los expertos subrayaron que, si bien este hallazgo es crucial, la destreza manual humana depende de múltiples factores anatómicos y neurológicos beyond la simple longitud del pulgar.