¿No estamos solos? Expertos aseguran haber encontrado la "evidencia más sólida" de vida fuera del Sistema Solar

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José Ferrada 21-04-2025

El telescopio James Webb identificó compuestos orgánicos en un planeta a 124 años luz que, en la Tierra, solo producen seres vivos. Aunque persisten dudas científicas, el descubrimiento marca un hito en la búsqueda de vida extraterrestre.


Un planeta gigante ubicado a 124 años luz de la Tierra podría albergar las señales más prometedoras de vida extraterrestre jamás detectadas. Observaciones del telescopio espacial James Webb (JWST) revelaron la posible presencia de dimetil sulfuro (DMS) y dimetil disulfuro (DMDS) en la atmósfera de K2-18 b, un exoplaneta en la constelación de Leo. En nuestro planeta, estos compuestos solo los generan organismos vivos, principalmente fitoplancton marino.


"Esta es la evidencia más sólida hasta la fecha de actividad biológica fuera del sistema solar", afirmó el astrofísico Nikku Madhusudhan de la Universidad de Cambridge, líder de la investigación publicada en The Astrophysical Journal Letters. Los datos muestran concentraciones de estos gases mil veces superiores a las terrestres, con un 99.7% de significancia estadística.


Un mundo oceánico en la zona habitable


K2-18 b, con 9 veces la masa de la Tierra y un radio 2.6 veces mayor, orbita en la zona habitable de su estrella, una enana roja más fría que el Sol. En 2019, el telescopio Hubble sugirió la presencia de vapor de agua en su atmósfera, pero el nuevo análisis del JWST apunta a un escenario aún más intrigante: un posible "mundo acuático" con condiciones para albergar vida.


El método de detección aprovecha el tránsito del planeta frente a su estrella. Al filtrarse la luz estelar a través de la atmósfera, los instrumentos del JWST captan las "huellas químicas" de los compuestos presentes. "La señal fue clara y fuerte. Es alucinante que podamos detectar estas moléculas a tal distancia", destacó Madhusudhan, según reportó The Guardian.


Escepticismo y alternativas


A pesar del entusiasmo, la comunidad científica urge cautela. "La vida es una opción, pero una entre muchas", advirtió la química Nora Hänni de la Universidad de Berna, quien detectó DMS en cometas sin actividad biológica. Otros expertos plantean que el planeta podría ser gaseoso, tener océanos de magma o que los compuestos surgieron por procesos volcánicos o impactos de meteoritos.


La astrofísica Jo Barstow de la Open University fue contundente: "Mi escepticismo siempre está al máximo. La carga de prueba para afirmar que hay vida debe ser altísima, y este estudio no la supera". Caroline Morley, de la Universidad de Texas, sugirió que señales tecnológicas —como transmisiones de civilizaciones avanzadas— serían más concluyentes, aunque improbables.


El futuro de la búsqueda


El equipo de Madhusudhan planea dos años más de observaciones para confirmar los hallazgos. Mientras tanto, nuevos telescopios como el Extremely Large Telescope (ELT) en Chile y misiones como la sonda Europa Clipper —que explorará la luna de Júpiter en 2030— podrían aportar más pistas.


Como reflexionó Stephen Hawking en 2016: "La probabilidad de encontrar vida inteligente es baja... pero probable". Hoy, con tecnología capaz de analizar atmósferas a años luz de distancia, esa posibilidad parece menos remota. "No necesitamos nadar en el agua para saber si hay peces", concluyó Madhusudhan. El universo viviente, al fin, estaría a nuestro alcance.