Nanoplásticos invaden el Atlántico Norte superan en masa a los desechos visibles, revelan expertos


Un estudio reveló que partículas microscópicas de plástico, casi invisibles al ojo humano, acumulan cerca de 27 millones de toneladas solo en esta región oceánica, desafiando las estimaciones previas sobre contaminación marina.
Científicos de la Universidad de Utrecht descubrieron que los nanoplásticos —fragmentos menores a un micrómetro— dominan la contaminación en el Atlántico Norte, con una masa que rivaliza con la de los micro y macroplásticos combinados. El hallazgo, basado en análisis de alta resolución de muestras de agua, expone una crisis ambiental invisible pero masiva: estas partículas representan el 10% de los residuos anuales de EE.UU. y penetran todas las capas oceánicas.
Un enemigo oculto en las profundidades
El equipo detectó materiales como PET, poliestireno y PVC —comunes en envases y textiles— mediante técnicas avanzadas de espectroscopía. Sin embargo, plásticos como el polietileno, abundantes en otros estudios, casi no aparecieron, lo que sugiere limitaciones en los métodos actuales o su degradación en formas aún no identificables.
"Los nanoplásticos desafían las leyes físicas que aplican a partículas más grandes", explicó Dušan Materić, coautor del estudio publicado en Nature. Su tamaño microscópico les permite interactuar con organismos marinos a nivel celular, con efectos aún desconocidos. Las zonas costeras y el giro subtropical —un vórtice de corrientes— concentraron la mayor contaminación, vinculada a ríos y desechos arrastrados por el viento.
El estudio advierte que limpiar estos plásticos será casi imposible, por lo que urge reducir su producción y fugas al ambiente. "Antes se dudaba de su existencia; ahora sabemos que son tan abundantes como los plásticos visibles", señaló Helge Niemann, líder de la investigación, según reportó Science Alert. Los próximos pasos incluyen expandir el análisis a otros océanos y evaluar su impacto en la cadena alimentaria, desde plancton hasta humanos.
Con este hallazgo, la ciencia confirma que la contaminación plástica no solo flota en la superficie: se ha infiltrado en las profundidades del océano, en formas tan pequeñas como peligrosas.