Mes de la Prevención del Suicidio: La Educación Emocional es clave para salvar vidas

Columna de Arnaldo Canales, Educación Emocional y director ejecutivo de la Fundación Liderazgo Chile.

Hoy, martes 10 de septiembre es el Día Mundial para la Prevención del Suicidio, un problema de salud pública que afecta a los individuos, sus familias y comunidades. Es crucial reflexionar sobre el enfoque reactivo que nuestra sociedad ha adoptado frente a las diversas conductas de riesgo que afectan a niñas, niños, jóvenes, adultos y personas mayores.

Cada año en Chile, aproximadamente 1.800 personas se quitan la vida, lo que equivale a un promedio de siete suicidios diarios y por cada uno de estos, alrededor de 20 personas realizan un intento. Los problemas de salud mental afectan a 2 de cada 10 personas en Chile. Detrás de cada una de estas tragedias, hay familias que sufren y una ausencia de amor propio que, en muchos casos, resulta ser un factor decisivo en la pérdida de vidas.

Hablar de muerte, puede salvar vidas. La educación emocional emerge como una herramienta esencial para prevenir y abordar estos comportamientos de riesgo. La falta de habilidades emocionales, como la autoestima, la autoaceptación y la gestión de las emociones, muchas veces impide que las personas enfrenten con éxito los desafíos que la vida les presenta.

Cuando estas competencias no están desarrolladas, se incrementa la desesperanza y la incapacidad de manejar el mundo emocional, lo que puede derivar en decisiones trágicas. Pero ¿qué hacer? Si tienes un problema de enfermedad mental con ideación suicida, es importante no aislarse o intentar solucionar las cosas por tu cuenta, busca ayuda con un profesional.

Es imperativo que la enseñanza socioemocional sea integrada de manera sistemática en la formación de los niños y adolescentes, así como en programas dirigidos a las familias, con especial énfasis en la creación de Escuelas para Padres. La prevención del suicidio no solo se basa en detectar señales de alarma, sino en construir desde temprano una base sólida de bienestar emocional, que permita a las personas enfrentar la adversidad con resiliencia.

Este mes, invitamos a toda la sociedad a unirse a esta causa, reconociendo que la salud mental y emocional debe ser una prioridad. La educación emocional no solo previene conductas de riesgo, sino que fomenta una mayor calidad de vida, ayudando a las personas a encontrar en el amor propio una razón para seguir adelante.

Si sientes que estás enfrentando dificultades emocionales o mentales, es importante recordar que pedir ayuda es un acto de fortaleza. Aquí te doy algunos pasos sobre qué hacer y cómo pedir ayuda:

1. Reconoce tus emociones

Aceptar que estás pasando por un momento difícil es el primer paso. No ignores tus emociones ni las minimices.

2. Habla con alguien de confianza

Busca a un amigo, familiar o colega con quien puedas hablar abiertamente. Expresar lo que sientes te aliviará y te hará sentir acompañado.

3. Busca apoyo profesional

Si las emociones son abrumadoras o persisten, contacta a un psicólogo, terapeuta o consejero. Profesionales en salud mental están capacitados para ayudarte a encontrar soluciones y brindarte apoyo.

4. Involúcrate en actividades de autocuidado

Realiza actividades que te ayuden a relajarte, como caminar, meditar, leer o cualquier otra que te aporte calma. Si sientes que no puedes manejar la situación solo, existen líneas de apoyo confidenciales que pueden orientarte de manera inmediata.

¿Cómo pedir ayuda?

Sé honesto contigo mismo: No tengas miedo de admitir que necesitas ayuda. Expresa lo que sientes: Por ejemplo, puedes decir "Estoy pasando por un momento difícil y necesito hablar con alguien." No esperes hasta el último momento: Pedir ayuda a tiempo puede marcar una gran diferencia.

Si conoces a alguien que está pensando en quitarse la vida, sigue estos consejos:

• Muestra interés y apoyo.

• Haz las preguntas correctas y evalúa el riesgo (ejemplos: ¿Qué sientes? ¿Estás con alguna dificultad o problema? ¿Cómo puedo ayudarte?)

• Siempre mantén la calma, escucha de forma activa, no prejuiciosa, expresa preocupación y ofrece ayuda.

Nadie es superhéroe, todos nos sentimos mal y no por eso somos débiles. Recuerda que no estás solo y que pedir ayuda es un paso importante hacia tu bienestar.