¿Malinterpretamos la Primera Ley de Newton? Un error en la traducción cambia su significado


Un filósofo descubrió que una palabra mal traducida del latín alteró durante siglos la comprensión de uno de los principios fundamentales de la física.
Durante más de 300 años, científicos y académicos repitieron una versión ligeramente distorsionada de la Primera Ley del Movimiento de Newton, según un estudio publicado en Philosophy of Science. Daniel Hoek, filósofo de Virginia Tech, reveló que una traducción errónea en 1729 modificó el sentido original de la ley, escrita por Isaac Newton en latín en 1687.
La interpretación tradicional afirmaba que "un objeto en movimiento permanece en línea recta, y uno en reposo sigue quieto, a menos que una fuerza externa actúe sobre él". Sin embargo, Hoek identificó que la palabra clave quatenus —que significa "en tanto que"— se tradujo incorrectamente como "a menos que". Este cambio sutil pero crucial transformó el enfoque de la ley.
Una ley sobre fuerzas, no sobre su ausencia
Según Hoek, Newton no describió un escenario hipotético sin fuerzas externas, sino que quiso destacar que todo cambio en el movimiento de un cuerpo es resultado de fuerzas aplicadas. "La Primera Ley no habla de objetos libres de fuerzas, sino que explica cómo las fuerzas causan cada aceleración, giro o frenado", explicó el filósofo.
Esta reinterpretación resuelve una paradoja histórica: ¿Por qué Newton mencionaría objetos sin fuerzas si estos no existen en la realidad? George Smith, experto en la obra de Newton, coincidió en que el objetivo real de la ley era inferir la existencia de fuerzas, incluso en casos como una peonza frenada por la fricción del aire.
Aunque el hallazgo no altera las ecuaciones de la física, aclara el pensamiento original de Newton. "La ley no era abstracta, sino una herramienta para analizar fuerzas en situaciones reales, desde átomos hasta planetas", señaló Hoek, según reportó Science Alert.
El estudio, aunque técnico, refuerza una idea revolucionaria: las mismas leyes rigen los objetos terrestres y los cuerpos celestes. Pese a su importancia, la corrección enfrenta el peso de siglos de enseñanza errónea. "Algunos la ven como una obviedad; otros, como una herejía", admitió Hoek.