Los hábitos alimenticios exigentes de los niños están ligados a la genética, según estudio

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José Ferrada 25-09-2024
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Un reciente estudio revela que la resistencia de los niños a probar nuevos alimentos se debe en gran parte a factores genéticos y no a la crianza, lo que trae alivio a muchos padres.


Investigadores del Reino Unido analizaron los hábitos alimenticios de niños desde los 16 meses hasta los 13 años y encontraron que la selectividad alimentaria varía poco con el tiempo, y que la genética juega un papel determinante en este comportamiento.

Los datos, tomados del estudio Gemini, incluyeron a más de 2,400 pares de gemelos y revelaron que las diferencias genéticas explican entre el 60% y el 74% de la variabilidad en la exigencia alimentaria entre los 16 meses y los 13 años.

La Dra. Zeynep Nas, genetista del comportamiento en la UCL, señaló en conversación con The Guardian que el mensaje clave del estudio es que la selectividad alimentaria no está relacionada con la crianza, sino con diferencias genéticas.

Sin embargo, el entorno también influye, especialmente durante los primeros años de vida. Comer en familia y la variedad de alimentos en el hogar son factores que pueden afectar los hábitos alimenticios de los niños pequeños.

A pesar del fuerte componente genético, los investigadores subrayan que esto no significa que los hábitos alimenticios no puedan cambiar. "La genética no es destino", comenta Nas.

Los padres pueden ayudar a sus hijos a desarrollar una dieta más variada, aunque los compañeros y amigos empiezan a tener mayor influencia a medida que los niños crecen.

El estudio también sugiere que las preferencias alimenticias, más allá de los sentidos del gusto y el olfato, están relacionadas con cómo el cerebro responde a ciertos sabores.

Esta información abre la posibilidad de desarrollar alimentos modificados para hacer las opciones saludables más atractivas, e incluso crear tratamientos que modifiquen las preferencias alimentarias.