Los Andes: Descubren el origen del patógeno que causó la hambruna irlandesa de la papa
Un nuevo estudio confirma que los Andes sudamericanos son el lugar de origen del Phytophthora infestans, el patógeno responsable de la devastadora hambruna de la papa en Irlanda en la década de 1840.
Investigadores de la Universidad Estatal de Carolina del Norte han realizado un análisis genético exhaustivo del P. infestans y otros patógenos relacionados, proporcionando evidencia contundente de que el origen de este devastador patógeno se encuentra en la región andina de Sudamérica.
El estudio, publicado en la revista PLOS One, comparó los genomas completos de P. infestans con los de especies cercanas, como Phytophthora andina y Phytophthora betacei, que solo se encuentran en Sudamérica.
"Al secuenciar estos genomas y contabilizar las relaciones evolutivas y los patrones de migración, mostramos que toda la región andina es un punto caliente de especiación", explica Jean Ristaino, profesora de Fitopatología en la Universidad Estatal de Carolina del Norte y autora principal del estudio.
Importancia para la resistencia a enfermedades
Estos hallazgos tienen implicaciones significativas para la búsqueda de resistencia al tizón tardío, una enfermedad que aún afecta a las plantas de papa y tomate en todo el mundo.
"Gran parte de la búsqueda de resistencia a esta enfermedad se ha centrado en una especie de papa silvestre en México, Solanum demissum, que se utilizó para criar líneas de papa resistentes que se utilizaron durante los últimos 100 años", señala Ristaino. "Señala la importancia de observar el centro de origen donde un huésped y un patógeno han evolucionado juntos durante miles de años".
Migraciones del patógeno
El estudio también revela que ha habido un mayor flujo de genes del patógeno dentro y fuera de Sudamérica que dentro y fuera de México, desafiando la hipótesis de un origen mexicano para el P. infestans.
Los investigadores advierten sobre la necesidad de proteger la diversidad genética de las papas silvestres en los Andes, que podrían ser cruciales para desarrollar nuevas variedades resistentes al tizón tardío.