Las olas de calor aceleran el envejecimiento biológico tanto como el tabaquismo, revela un estudio

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José Ferrada 26-08-2025

Una investigación pionera que siguió a 25.000 personas durante 15 años descubrió que la exposición repetida a temperaturas extremas tiene un impacto acumulativo y duradero en la salud, comparable a otros grandes factores de riesgo.


La exposición repetida a olas de calor acelera significativamente el proceso de envejecimiento en los seres humanos, con un impacto comparable al daño causado por el tabaquismo o una mala alimentación, según un nuevo estudio publicado en Nature Climate Change. La investigación, que analizó datos de 25.000 adultos en Taiwán durante un período de 15 años, representó un “cambio de paradigma” en la comprensión del alcance y la gravedad del impacto del calor en nuestra salud.


Los científicos descubrieron que por cada cuatro días adicionales de olas de calor en un período de dos años, la edad biológica de una persona —una medida de su salud general basada en marcadores fisiológicos— aumentó aproximadamente nueve días. Los trabajadores manuales, más expuestos al aire libre, fueron los más afectados, con un aumento de 33 días en su edad biológica en el mismo lapso. “El impacto puede ocurrir a cualquier edad y puede ser de por vida”, afirmó el profesor Paul Beggs, experto que no participó en el estudio pero comentó sus hallazgos, según reportó The Guardian.


Un efecto acumulativo y creciente


Aunque el aumento por un período corto puede parecer modesto, los investigadores advirtieron que el efecto es acumulativo a lo largo de décadas. El Dr. Cui Guo, investigador principal de la Universidad de Hong Kong, alertó que “si la exposición a olas de calor se acumula durante varias décadas, el impacto en la salud será mucho mayor”. Este hallazgo es especialmente crítico en el contexto de la crisis climática, ya que las olas de calor son cada vez más frecuentes, intensas y prolongadas.


El estudio también encontró que el efecto dañino disminuía con el tiempo, lo que sugiere que las personas adoptaban medidas de adaptación, como usar aire acondicionado o buscar sombra. Sin embargo, el daño residual permanecía significativo. Dado que la población mundial enfrenta un envejecimiento acelerado y temperaturas récord, los científicos urgieron a priorizar la investigación sobre estrategias de protección para mitigar este riesgo sanitario global.