La pérdida del olfato emerge como una señal crucial para la detección temprana del Alzheimer

Imagen
José Ferrada 04-09-2025

Un estudio alemán descubrió que la respuesta inmune del cerebro, que destruye conexiones neuronales clave para oler, aparece en las primeras etapas de la enfermedad, incluso antes del deterioro cognitivo.


La disminución de la capacidad para percibir olores podría ser uno de los primeros indicadores biológicos del Alzheimer, según reveló una nueva investigación publicada en Nature Communications. Científicos del Centro Alemán de Enfermedades Neurodegenerativas (DZNE) identificaron el mecanismo neuronal que explica este fenómeno, el cual precede a la pérdida de memoria y otros síntomas cognitivos.


El estudio demostró que la respuesta inmune del cerebro desempeña un papel clave en la pérdida del olfato vinculada al Alzheimer. Células inmunes especializadas, conocidas como microglía, descomponen activamente las conexiones entre el bulbo olfatorio y el locus coeruleus, dos regiones cerebrales esenciales para el procesamiento de olores.


Un mecanismo inmunológico destructivo


Los investigadores analizaron tejido cerebral post mortem de pacientes, tomografías PET y modelos de ratón con Alzheimer. Descubrieron que en las primeras etapas de la enfermedad, un ácido graso llamado fosfatidilserina se traslada al exterior de las membranas neuronales, actuando como una señal de “cómeme” para la microglía. Este proceso desencadena la destrucción de fibras nerviosas vitales para la percepción olfativa.


"Estos eventos surgen en las etapas tempranas de la enfermedad de Alzheimer", explicó el neurocientífico Joachim Herms, coautor del estudio, según reportó Science Alert. El hallazgo sugiere que la hiperactividad neuronal característica del Alzheimer provoca este cambio en la composición de la membrana, lo que atrae la respuesta destructiva de la microglía.


Nuestros hallazgos podrían allanar el camino para la identificación temprana de pacientes en riesgo de desarrollar Alzheimer, afirmaron los investigadores. Una prueba de olfato podría permitir un diagnóstico precoz, años antes de que aparezcan los síntomas cognitivos, facilitando intervenciones terapéuticas más efectivas con anticuerpos contra la proteína beta-amiloide.