La dieta mediterránea: un estilo de vida saludable que trasciende fronteras
Con origen en los países del sur de Europa, la dieta mediterránea es reconocida por sus beneficios para la salud, ayudando a prevenir enfermedades cardiovasculares y mejorar la calidad de vida.
En los años 50, los investigadores Ansel Key y Francisco Grande Cobián comenzaron a estudiar la relación entre la alimentación y las enfermedades, especialmente en países del sur de Europa y la ribera mediterránea.
El resultado de esta investigación fue el estudio de los siete países, que reveló que las personas que seguían una dieta basada en alimentos frescos y naturales presentaban menos enfermedades coronarias en comparación con otras partes del mundo. Así nació la dieta mediterránea, que más que una dieta, es un estilo de vida.
Este enfoque alimenticio tiene su origen en países como Italia y Grecia, y se caracteriza por el consumo de frutas y verduras de estación, cereales integrales, proteínas animales, pescados, mariscos y grasas saludables, como el aceite de oliva.
Se enfoca en alimentos no procesados y se complementa con la recomendación de realizar actividad física regular, alejándose del sedentarismo.
Numerosos estudios han demostrado que la dieta mediterránea puede ayudar a prevenir enfermedades cardíacas, accidentes cerebrovasculares, retrasar el avance del Parkinson, y mejorar la salud cognitiva, entre otros beneficios.
Además, se ha señalado que este tipo de alimentación puede reducir riesgos durante el embarazo.
Las proteínas animales, especialmente los pescados pequeños como las sardinas, tienen un papel clave en este estilo de vida. También se incluyen huevos, lácteos como queso y yogurt, y en menor medida, carnes rojas. El agua es la bebida preferida, alejando de la mesa las bebidas azucaradas y procesadas.
No es necesario viajar al Mediterráneo para adoptar este estilo de vida. Basta con integrar estos alimentos en la dieta diaria y mantener una rutina activa para disfrutar de sus múltiples beneficios.