La desigualdad social altera el desarrollo cerebral infantil sin importar el nivel económico familiar

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José Ferrada 02-10-2025

Un estudio pionero con más de 10.000 niños en EE.UU. revela que la inequidad en la distribución de ingresos afecta la estructura cerebral y empeora la salud mental, independientemente de la riqueza individual.


Una investigación histórica publicada en Nature Mental Health demostró por primera vez cómo la desigualdad social produce cambios estructurales en el cerebro de los niños, trascendiendo las condiciones económicas individuales de sus familias. El estudio analizó a más de 10.000 jóvenes estadounidenses y encontró alteraciones en el desarrollo cerebral tanto en niños de familias ricas como pobres que vivían en estados con mayor desigualdad de ingresos.


Investigadores del King's College de Londres, Harvard y la Universidad de York examinaron datos del Estudio de Desarrollo Cognitivo del Cerebro Adolescente, comparando estados con diferentes niveles de equidad. Utah, Wisconsin, Minnesota y Vermont mostraron mayor igualdad, mientras Nueva York, Connecticut, California y Florida presentaron las mayores desigualdades.


Hallazgos que cruzan todas las fronteras económicas


Los escáneres cerebrales revelaron que los niños en áreas con mayor desigualdad mostraban una superficie cortical reducida y conexiones alteradas entre regiones cerebrales clave para funciones como memoria, atención y regulación emocional. La doctora Divyangana Rakesh del King's College destacó que "tanto los niños de familias ricas como de familias de bajos ingresos mostraron un neurodesarrollo alterado", confirmando que el fenómeno afecta a todos los estratos económicos.


El análisis mostró que estos cambios cerebrales se vinculaban con problemas de salud mental medidos mediante cuestionarios aplicados a los mismos niños. Los resultados fueron consistentemente peores para quienes vivían en sociedades más desiguales, estableciendo una conexión directa entre la estructura cerebral alterada y el deterioro del bienestar psicológico.


Según reportó The Guardian, el profesor Vikram Patel de Harvard señaló que estos hallazgos amplían la comprensión sobre "cómo los factores sociales, en este caso la desigualdad de ingresos, pueden influir en el bienestar a través de cambios estructurales en el cerebro". La profesora Kate Pickett de York enfatizó que "reducir la desigualdad no se trata solo de economía: es un imperativo de salud pública", advirtiendo que la inequidad "literalmente moldea cómo se desarrollan las mentes jóvenes" con consecuencias que pueden persistir toda la vida.


La investigación abre nuevas perspectivas para estudiar el fenómeno en otros países, particularmente en regiones como Londres que presentan altos niveles de desigualdad similar a los estados estadounidenses analizados.