La COP29 enfrenta incertidumbre en las negociaciones climáticas y Guterres exige liderazgo al G20
La cumbre climática en Bakú busca un acuerdo de financiación para países vulnerables mientras crece el escepticismo sobre los compromisos de las grandes economías.
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP29), que se celebra en Bakú, Azerbaiyán, entra en su semana decisiva en medio de tensiones e incertidumbres.
El principal objetivo de la cumbre es establecer un acuerdo de financiación que permita a los países en desarrollo afrontar los efectos del cambio climático. Sin embargo, la ausencia de líderes clave, como los presidentes de Estados Unidos, China y Brasil, y la creciente desconfianza entre los asistentes, complican las negociaciones.
Un desafío financiero urgente
El escepticismo predomina debido a los compromisos incumplidos en materia de financiación climática. Hasta ahora, las promesas de los países desarrollados no han superado los 100.000 millones de dólares anuales, una cifra que resulta insuficiente ante las proyecciones que indican que se necesitarán al menos 2,4 billones de dólares anuales para 2030.
Según estudios presentados, un billón de esta cifra deberá provenir de financiación externa, mientras que el resto será responsabilidad de los países afectados.
El secretario general de la ONU, António Guterres, expresó su preocupación desde Río de Janeiro, donde participa en la cumbre del G20. Señaló que la falta de acuerdos en Bakú podría tener consecuencias negativas para la COP30, prevista para 2025 en Brasil, y alertó sobre el riesgo de un aumento de temperatura global de hasta 3,1 °C a finales de siglo si no se toman medidas contundentes.
Llamado al liderazgo del G20
Guterres subrayó la responsabilidad del G20, que genera el 80 % de las emisiones globales, en liderar con el ejemplo y establecer metas ambiciosas. Pidió "compromiso y sentido de responsabilidad" a las mayores economías del mundo, destacando los recientes avances de Brasil y Reino Unido como pasos positivos.
La COP29, que concluye el 22 de noviembre, enfrenta un panorama incierto. Mientras los países en desarrollo claman por apoyo financiero, el secretario general insistió en que "el fracaso no es una opción", recalcando que los costos de la inacción serán cada vez más altos.