REPORTAJE | Basura, metano y crisis climática: Cómo el compostaje y el biogás pueden marcar la diferencia
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Los rellenos sanitarios generan metano, un gas de efecto invernadero mucho más potente que el CO2. Las soluciones como el compostaje y la producción de biogás ofrecen un camino hacia una gestión de residuos más sostenible.
El metano es un gas de efecto invernadero 80 veces más potente que el dióxido de carbono (CO2) en el corto plazo. Aunque permanece en la atmósfera por solo 12 años, su capacidad para atrapar calor es significativa, lo que lo convierte en un objetivo prioritario en la lucha contra el cambio climático. En Chile, una de las principales fuentes de metano proviene de los rellenos sanitarios, donde la basura en descomposición libera grandes cantidades de este gas. Sin embargo, existen soluciones prometedoras como el compostaje y la producción de biogás, que podrían reducir considerablemente estas emisiones y transformar un problema ambiental en una oportunidad.
El manejo de residuos en Chile revela grandes disparidades entre municipios. Comunas más ricas, como Las Condes o Vitacura, cuentan con más recursos para implementar soluciones sostenibles, mientras que otras, como Coyhaique, operan con presupuestos significativamente menores, lo que dificulta la gestión eficiente de sus residuos. Según datos recientes, Las Condes y Vitacura manejan hasta 170 mil millones de pesos para este fin, mientras que Coyhaique recibe entre 18 y 20 mil millones. Esta desigualdad no solo agrava el problema del metano, sino que también refleja una disparidad en la capacidad de acción entre diferentes regiones del país.
El compostaje emerge como una de las soluciones más efectivas y accesibles para reducir las emisiones de metano. Actualmente, solo el 1% de los residuos orgánicos en Chile se valoriza, lo que contrasta con el 60% de la basura promedio en los hogares chilenos que está compuesta por estos residuos. Si más hogares y municipios adoptaran prácticas de compostaje, se podría disminuir drásticamente la cantidad de metano liberado en los rellenos sanitarios. Además, el compost generado podría ser utilizado en la agricultura, cerrando un ciclo de sostenibilidad que beneficiaría tanto al medio ambiente como a la economía local.
Otra solución prometedora es la producción de biogás, un proceso en el cual los residuos orgánicos se descomponen en condiciones anaeróbicas para producir gas metano que puede ser capturado y utilizado para generar electricidad. Este método no solo reduce las emisiones de metano, sino que también aprovecha un recurso energético que de otro modo se perdería. A nivel global, la tendencia hacia el uso de biogás está ganando terreno, y Chile tiene el potencial de seguir este camino para abordar su problemática de residuos.
No obstante, la implementación de estas soluciones enfrenta varios desafíos. Las fugas de metano en los rellenos sanitarios, la falta de normas estrictas y la desigualdad en la gestión de residuos son obstáculos que dificultan el impacto real de estas iniciativas. La clave para superar estos retos radica en un replanteamiento profundo de nuestros modelos de consumo y gestión de residuos. Solo a través de una acción coordinada que incluya la inversión en tecnologías limpias, la educación ambiental y la creación de políticas públicas robustas, podremos mitigar el impacto del metano en el cambio climático.
La basura que generamos diariamente tiene un impacto directo en el calentamiento global. Pero si adoptamos prácticas como el compostaje y la producción de biogás, podemos transformar este desafío en una oportunidad para crear un futuro más sostenible. La gestión eficiente de residuos no solo es una necesidad ambiental, sino también una oportunidad económica y social para Chile.