Hombre se inyecta veneno de serpiente por 18 años y logra clave para antídoto universal


Tim Friede, un mecánico estadounidense, desarrolló inmunidad a venenos letales. Científicos usaron sus anticuerpos para crear un tratamiento revolucionario contra mordeduras.
Durante 18 años, Tim Friede, un exmecánico de Wisconsin, se inyectó metódicamente venenos de 16 especies de serpientes mortales, incluyendo cobras y mambas negras. Su obsesión, considerada una locura por muchos, dio un giro científico cuando investigadores descubrieron que su sangre contenía los anticuerpos más efectivos jamás documentados contra toxinas serpentinas.
El estudio, publicado en Cell, reveló que dos anticuerpos extraídos de Friede, combinados con un inhibidor sintético, neutralizaron el veneno de 13 especies y ofrecieron protección parcial contra otras seis. "Nunca vi un sistema inmunológico como el suyo", admitió Jacob Glanville, inmunólogo de Centivax y líder de la investigación. El cóctel podría convertirse en el primer antiveneno universal, potencialmente salvando a las 140.000 personas que mueren anualmente por mordeduras.
De la autoexperimentación a la ciencia
Friede comenzó su inusual proyecto en 2001 tras sobrevivir por poco a la mordedura de una cobra egipcia. "Quería probar que el cuerpo humano puede desarrollar inmunidad", explicó el autodidacta, quien documentó su proceso en YouTube. Su método —inyecciones progresivas seguidas de mordeduras controladas— sorprendió a los científicos. "Ni como especialista habría diseñado un protocolo más efectivo", reconoció Glanville, según reportó The Guardian.
Los antivenenos tradicionales, producidos en caballos desde el siglo XIX, son específicos para cada especie y generan reacciones adversas. El nuevo tratamiento, en cambio, usa anticuerpos humanos adaptables a múltiples toxinas. Las pruebas en ratones mostraron eficacia contra elápidos (como cobras y taipanes), y el equipo ya trabaja en una versión para vipéridos (víboras de cascabel y otras).
Expertos independientes, como Nicholas Casewell de la Escuela de Medicina Tropical de Liverpool, calificaron el avance como "un giro paradigmático". Los próximos ensayos se realizarán en perros mordidos en Australia, antes de pasar a humanos.
Mientras Friede celebra el impacto de su sacrificio ("Valió cada ampolla"), la OMS estima que este avance podría reducir en un 70% las muertes por mordeduras, especialmente en regiones rurales de África y Asia donde los antídotos escasean.