Un reptil prehistórico que vivió en la época de los dinosaurios fue descubierto en Nueva Zelanda

Constanza Cabrera 15-09-2022
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La especie habría medido alrededor de 16 centímetros de largo y comía insectos y se presume, hasta caracoles. El Dr. Dave DeMar, autor principal del hallazgo, señaló en un comunicado que “O. gregori es tan completo que merece atención, y nos dice mucho más sobre estos bichos de lo que podríamos haber esperado”.


Una especie extinta de reptil que perteneció al mismo linaje antiguo que el tuátara, un actual especie que se encuentra vigente.

Investigadores del Smithsonian describen en la revista Journal of Systematic Palaeontology a la nueva especie Opisthiamimus gregori, que habitó en el Jurásico de América del Norte hace  150 millones de años junto al Estegosaurio y el Allosaurio.

La especie habría medido alrededor de 16 centímetros de largo y comía insectos y se presume, hasta caracoles. El Dr. Dave DeMar, autor principal del hallazgo, señaló en un comunicado que “O. gregori es tan completo que merece atención, y nos dice mucho más sobre estos bichos de lo que podríamos haber esperado”.

El fósil notablemente completo se encontró en un bloque de roca excavado en la Formación Morrison en los Estados Unidos. Imagen © Mateo Carrano.

“Lo importante del tuátara es que representa esta enorme historia evolutiva que tenemos la suerte de captar en lo que probablemente sea su acto final”, agregó el co-autor del estudio Matthew Carrano, del Museum of Natural History de Londres.

El esqueleto está casi completo, a excepción de partes de la cola y las extremidades posteriores. Los investigadores pudieron usar escaneos micro-CT para reconstruir cómo se habría visto la especie.

“Mientras que Opisthiamimus gregori probablemente comía animales con caparazones duros, otros rhynchocephalians como Opisthias rarus y Eilenodon robustus podrían haber comido pequeños vertebrados y materia vegetal, respectivamente. Esta diversidad dietética les habría permitido habitar entornos similares sin competir directamente entre sí”, señaló DeMar.

“Un espécimen tan completo tiene un enorme potencial para hacer comparaciones con fósiles recogidos en el futuro y para identificar o reclasificar especímenes que ya están en algún cajón del museo. Con los modelos 3D que tenemos, en algún momento también podríamos hacer estudios que utilicen software para observar la mecánica de la mandíbula de este bicho“, concluyó.

Constanza Cabrera