Las pistas históricas de la vida cotidiana que proporciona un barco que naufragó hace 1.400 años

Constanza Cabrera 06-05-2022
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Este hallazgo desafía la visión tradicional del periodo islámico temprano que se sitúa entre los años 648 y 740 E.C, como una era de poco contacto entre las regiones mediterráneas. Prueba de ello es que el barco poseía nueces, aceitunas, dátiles e higos, así como vasijas de arcilla.


En 2005, frente a las costas de Ma’agan Michael y al norte de Israel, fueron encontrados los restos de un barco que naufragó hace 1.400 años, con una serie de esqueletos de ratas y alimentos que podrían proporcionar indicios históricos del período islámico temprano.

Una década después, los científicos de la Universidad de Haifa redescubrieron la embarcación y comenzaron a estudiar su interior. Los expertos encontraron seis roedores y de ellos, dos proceden de las islas del Mediterráneo central, lo que indica que el barco mercante navegó por el territorio de lo que se conoce en la actualidad como Córcega y Cerdeña.

Universidad de Haifa

“Vemos que durante esa época había plagas y guerras y, sin embargo, todavía había tráfico marítimo y mercancía que conectaban el Mediterráneo central y el Levante mediterráneo, y eso comienza a abrir nuestra idea sobre el nivel de comunicación que existía“, explicó a Haaretz, Sierra Harding, zooarqueóloga del proyecto.

Durante siete años de excavaciones marinas, la evidencia recopilada del naufragio que se sitúa entre los años 648 y 740 E.C (era común), indica que el barco transportaba mercancías entre territorios controlados por cristianos y musulmanes y estaba comadado por una tripulación multicultural.

Por su parte, Deborah Cvikel, profesora de arqueología náutica que dirige la excavación submarina, concluyó del naufragio que “tanto en el pasado como en el presente, las personas normales están más conectadas y unidas para trabajar juntas de lo que los libros de historia te harían creer, según las narrativas geopolíticas de guerras y batallas”.

Este hallazgo desafía la visión tradicional de ese período, como una era de poco contacto entre las regiones mediterráneas. Prueba de ello es que el barco poseía nueces, aceitunas, dátiles, higos y garum (salsa de pescado romana), así como ánforas (vasijas) de arcilla de origen heterogéneo, pues se remite a los territorios conocidos en la actualidad como Egipto, Palestina y Chipre.

“En ambos casos, vemos que durante este tiempo tenemos la peste y la guerra y sin embargo, todavía tenemos envíos y carga que conectan el Mediterráneo central (…) y eso comienza a abrir nuestra idea sobre el nivel de comunicación que estaba sucediendo”, dijo Harding al medio de comunicación.

Constanza Cabrera