Hallan restos con mordeduras de león que confirman combates entre gladiadores y bestias en el Imperio Romano


La investigación arqueológica en York revela la primera evidencia física directa de enfrentamientos entre humanos y grandes felinos fuera del Coliseo romano.
(CNN) - Un esqueleto descubierto en el cementerio romano de Driffield Terrace, en York, Inglaterra, cambia la comprensión del entretenimiento en el Imperio Romano. El análisis revela marcas de mordeduras de león en la pelvis de un hombre de entre 26 y 35 años, lo que confirma que los combates entre gladiadores y animales también ocurrieron en Britannia, no solo en Roma. El hallazgo aparece en la revista científica PLOS One y representa la primera prueba física directa de este tipo de enfrentamientos en las provincias.
El cementerio, identificado como un sitio funerario de gladiadores desde 2010, contiene más de 80 esqueletos de hombres jóvenes, muchos con señales de entrenamiento y lesiones. El nuevo estudio utilizó escaneos 3D para comparar las marcas con mordeduras de distintos carnívoros y determinó que un gran felino, probablemente un león, atacó al individuo. La mordedura no mostró señales de sanación, lo que indica que causó su muerte. Luego, decapitaron el cuerpo, un acto que los investigadores atribuyen a una forma de muerte piadosa tras una agonía brutal.
“Este descubrimiento proporciona la primera evidencia osteológica de encuentros entre humanos y grandes carnívoros en espectáculos romanos”, afirmó la profesora Malin Holst, directora de York Osteoarchaeology. Los gladiadores como este, llamados bestiarii, peleaban contra animales salvajes para entretener al público. Algunos eran esclavos, otros luchaban como voluntarios con la esperanza de obtener fama y libertad.
Espectáculos brutales en las provincias
Aunque aún no descubren un anfiteatro en York, las fuentes indican que Eboracum, como se conocía entonces, funcionó como centro militar y político clave del Imperio en el norte. La ciudad incluso vio al emperador Constantino ser proclamado allí en el año 306. Expertos como el profesor John Pearce explican que los leones viajaban desde el norte de África a través de rutas comerciales que incluían Londres y York, revelando la profunda integración del territorio británico en la red imperial.
La mordedura del león representa más que un evento aislado: muestra el alcance del poder romano, la brutalidad del espectáculo público y la sofisticación de su logística imperial.
El esqueleto ya forma parte de una exposición permanente en York, mientras que su réplica en 3D recorre el Reino Unido en la muestra “Gladiators of Britain”, en colaboración con el Museo Británico.