Hallan en la Patagonia los restos de un depredador gigante que cazaba dinosaurios


Paleontólogos argentinos descubrieron el esqueleto casi completo de una nueva especie de cocodrilo prehistórico de 3,5 metros de largo, que habitó hace 70 millones de años en lo que hoy es el sur de Argentina.
(CNN) - Un equipo de científicos descubrió en la Patagonia argentina los restos fósiles de una nueva especie de cocodrilo prehistórico que fue uno de los depredadores más formidables de su tiempo. El Kostensuchus atrox, que medía hasta 3,5 metros de largo y pesaba 250 kilogramos, acechaba las llanuras aluviales de la actual provincia de Santa Cruz durante el Cretácico tardío, hace aproximadamente 70 millones de años.
Según el estudio publicado en PLOS One, este crocodiliforme hipercarnívoro —cuya dieta consistía en al menos 70% de carne— representaba el segundo depredador más grande de la región y uno de los mayores de su grupo jamás documentados. El Dr. Fernando Novas, paleontólogo de la Universidad Maimónides y autor principal de la investigación, lo describió como "equivalente a un león entre los félidos" por su papel dominante en el ecosistema.
Un cazador semiacuático
El esqueleto, excepcionalmente preservado, incluyó el cráneo completo con sus mandíbulas y dientes serrados, que utilizaba para "perforar y cortar la carne de presas de gran tamaño". A diferencia de los cocodrilos modernos, sus fosas nasales se orientaban hacia adelante y sus ojos se ubicaban a los lados del cráneo, lo que sugiere que cazaba predominantemente en tierra firme.
K. atrox compartió su hábitat con dinosaurios herbívoros, terópodos carnívoros y otros reptiles, posicionándose como un depredador ápice capaz de defender sus presas incluso frente a otros carnívoros. Su descubrimiento en latitudes australes demostró que los peirosáuridos no se limitaron a climas cálidos del norte de Patagonia, sino que también habitaron ambientes templados.
El Dr. Keegan Melstrom, paleontólogo de la Universidad de Oklahoma Central no involucrado en el estudio, destacó que este hallazgo ilustra cómo distintos grupos de crocodiliformes evolucionaron independientemente hacia morfologías y estilos de vida similares a los cocodrilos modernos.
La investigación continuará con análisis isotópicos de sus dientes y estudios de su estructura ósea para reconstruir con mayor detalle su ecología y desarrollo.