Científicos estudian si la radiación espacial podría dañar la reproducción humana

Isabel Hodge 14-06-2021
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El equipo experimentó con espermatozoides de ratones congelados que fueron enviados hace 6 años en la Estación Espacial Internacional, los resultados indican que podrían durar 200 años en el espacio.


Un equipo de la Universidad de Yamanashi de Japón se propuso investigar el impacto de la radiación espacial en la reproducción humana. Es por ello que en 2013 enviaron una muestra de espermatozoides de ratón a la Estación Espacial Internacional.

Luego de 6 años en la estación, el equipo examinó la muestra y descubrió que no se presentó ningún daño o alteración. De esta manera, llegaron a la conclusión de que los espermatozoides podrían durar 200 años en el espacio.

Asimismo, el equipo descongeló los espermatozoides y los utilizaron para crear dos generaciones de “cachorros espaciales” (llamado así por los científicos) los cuales tras varios análisis no mostraron ninguna irregularidad o diferencia genética en comparación a las crías de ratones terrestres.

Si bien la investigación, publicada en Science Advances, se realizó con roedores, esto proporciona un trampolín significativo para comprender los efectos de la radiación en la reproducción de los mamíferos, de cara a los planes de colonizar Marte en 2050, como lo señaló Elon Musk, CEO de SpaceX.

Radiación espacial

Para los cosmonautas, la radiación espacial es uno de los cinco principales peligros para su salud, ya que tiene un gran potencial para causar cáncer, enfermedades cardiovasculares y problemas cognitivos.

Los astronautas que ya han viajado al espaciono han presentado problemas debido a que las misiones de exploración han tenido un corto periodo y la dosis de radiación han sido bajas.

“A medida que pasamos de la exploración espacial a cosas como la construcción de colonias y la vida a largo plazo en el espacio, las dosis de radiación espacial se van a acumular y pueden manifestarse como fertilidad y disminución de la reproducción“, dijo Zarana Kate, científica de la empresa de ingeniería HBR y contratista del Programa de Investigación Humana de la NASA, quien no participó en el estudio.