Fisicoculturistas tienen 14 veces más riesgo de muerte cardíaca súbita, revela estudio

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José Ferrada 27-05-2025

Investigadores italianos analizaron 20,000 casos y encontraron que los competidores profesionales mueren en promedio a los 42 años, con el corazón significativamente agrandado.


El fisicoculturismo profesional mostró su lado más oscuro cuando un estudio de la Universidad de Padua descubrió que los atletas de élite tienen 14 veces más probabilidades de sufrir muerte cardíaca súbita que los aficionados. La investigación, publicada en European Heart Journal, siguió a más de 20,000 fisicoculturistas durante ocho años, registrando 73 muertes prematuras con una edad promedio de 42 años. En casi dos tercios de los casos, la causa fue fallo cardíaco repentino.


Los datos resultaron especialmente alarmantes para los competidores del Mr. Olympia: 7 de los 100 atletas más destacados murieron, cinco por problemas cardíacos, con una media de edad de solo 36 años. "Estas cifras exigen acciones inmediatas", advirtió Marco Vecchiato, líder del estudio, según reportó Science Alert.


Corazones bajo presión extrema


Las autopsias disponibles revelaron patrones preocupantes: ventrículos izquierdos un 125% más gruesos y corazones un 74% más pesados que el promedio. Los investigadores atribuyeron estos cambios a la combinación de entrenamiento extremo, dietas agresivas y uso frecuente de sustancias dopantes, factores que someten al sistema cardiovascular a un estrés sin precedentes.


Aunque el estudio reconoció limitaciones —solo el 10% de los casos tuvo autopsia—, los hallazgos coincidieron con observaciones previas sobre los riesgos del fisicoculturismo profesional. Vecchiato enfatizó que "la búsqueda de la perfección física no debería costar la vida" y pidió a las federaciones implementar desfibriladores en competencias y gimnasios.


Mientras la comunidad médica debate cómo hacer más seguro este deporte, el estudio dejó claro que el precio de la excelencia en el fisicoculturismo podría ser literalmente el corazón. Para los atletas que aspiran a competir al más alto nivel, la ciencia envió una advertencia imposible de ignorar.