Científicos demuestran que los pingüinos actúan como difusores de contaminación en la Antártida

Juan Andrés Galaz 16-10-2025

Investigadores españoles advierten que el deshielo y el cambio climático podrían movilizar contaminantes hacia ecosistemas marinos sensibles.


Un equipo de investigadores del Instituto Español de Oceanografía (IEO-CSIC), en colaboración con las universidades de Santiago de Compostela, Barcelona y Oviedo, documentó la presencia y origen de diversos contaminantes en los suelos de colonias de pingüinos de las islas Livingston y Decepción, ubicadas al noroeste de la península antártica.


El estudio, publicado en la revista científica Geoderma, detectó altos niveles de nutrientes, metales como cobre (Cu) y zinc (Zn), además de compuestos orgánicos contaminantes, entre ellos los hidrocarburos aromáticos policíclicos (PAHs). Los científicos concluyen que los pingüinos actúan como vectores biológicos, transportando contaminantes desde el océano hasta los ecosistemas terrestres antárticos.


Según los resultados, las fuentes de contaminación son múltiples: la actividad biológica de las aves, la actividad volcánica en la isla Decepción y, en menor medida, la presencia humana asociada al turismo y las bases científicas. En algunos sitios, las concentraciones de metales superaron los valores de referencia internacionales.


Aunque no se observaron efectos inmediatos sobre el suelo, la situación podría agravarse si los contaminantes llegan a cursos de agua o al mar.


“Si se filtran hacia riachuelos o aguas costeras, podrían afectar a organismos acuáticos extremadamente sensibles, como el plancton, base de la cadena alimentaria marina”, explicó Begoña Pérez, investigadora del Centro Oceanográfico de Vigo (Galicia) y autora principal del estudio.


Los análisis también mostraron que los PAHs tienen orígenes distintos: en Decepción, provienen de la actividad volcánica registrada en los últimos siglos, mientras que en Livingston están más relacionados con el guano de las aves.



“Aunque las concentraciones halladas no alcanzan niveles de alarma y son entre 50 y 1.000 veces inferiores a las que generan efectos tóxicos, la investigación rompe con la idea de que la Antártida es un entorno inalterado”, señaló Pérez.


El cambio climático podría intensificar el problema. El aumento de precipitaciones y el deshielo del permafrost podrían movilizar los contaminantes acumulados en los suelos, transportándolos hacia lagos y zonas costeras, donde afectarían a especies marinas sensibles.


“Los pingüinos son esenciales para el equilibrio de la vida en la Antártida, pero también pueden convertirse en una fuente natural de contaminación en un ambiente extremadamente frágil”, advirtió el profesor X.L. Otero, de la Universidad de Santiago y coordinador del estudio.


Por su parte, Cristina García-Hernández y Jesús Ruiz Fernández, de la Universidad de Oviedo, destacaron la importancia del hallazgo, subrayando “la extrema fragilidad de los ecosistemas antárticos ante el cambio climático global”, y advirtieron que la movilización de estos contaminantes “podría alterar las cadenas tróficas polares y afectar directamente a la base de la vida marina”.