El tipo de sangre A está vinculado a un mayor riesgo de accidente cerebrovascular temprano, según estudio
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Un análisis genético revela que las personas con tipo de sangre A tienen un 16% más de probabilidad de sufrir un accidente cerebrovascular antes de los 60 años, pero los expertos llaman a no alarmarse, ya que el riesgo es pequeño.
Un estudio publicado en Neurology ha identificado una relación entre el tipo de sangre A y un mayor riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular (ACV) antes de los 60 años.
Los investigadores analizaron datos de más de 17,000 personas que sufrieron un ACV y cerca de 600,000 que no lo padecieron, encontrando que aquellos con el tipo de sangre A tienen un 16% más de probabilidad de experimentar un ACV temprano en comparación con personas de otros grupos sanguíneos.
El estudio, que combinó datos genéticos de participantes en América del Norte, Europa, Japón, Pakistán y Australia, descubrió además que las personas con el grupo sanguíneo O1 tenían un riesgo reducido en un 12%.
Sin embargo, los investigadores advierten que este aumento en el riesgo es pequeño y no justifica una vigilancia adicional específica para quienes tienen tipo de sangre A.
Steven Kittner, neurólogo vascular de la Universidad de Maryland y autor principal del estudio, explicó para ScienceAlert que aunque aún no está claro por qué el tipo de sangre A está relacionado con un mayor riesgo, podría estar vinculado a factores de coagulación sanguínea.
Las plaquetas, las células que recubren los vasos sanguíneos y otras proteínas circulantes, todas involucradas en la formación de coágulos, podrían jugar un papel en este fenómeno.
Un hallazgo adicional es que el riesgo asociado con el tipo de sangre A parece limitarse a los accidentes cerebrovasculares que ocurren antes de los 60 años.
En el grupo de personas mayores de 60 años, este riesgo se volvió insignificante, lo que sugiere que los mecanismos detrás de los ACV en personas más jóvenes podrían ser diferentes a los que ocurren más tarde en la vida.
Aunque los hallazgos indican una posible relación entre el grupo sanguíneo y el ACV, los autores señalan que aún se necesitan más estudios, especialmente con una muestra más diversa de participantes, para entender completamente estos resultados y su impacto en la salud pública.