El placer del miedo: La ciencia explica por qué nos atraen las experiencias aterradoras
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Las experiencias de terror controlado, como las casas embrujadas, no solo generan adrenalina, sino que pueden reducir la ansiedad y fortalecer lazos sociales. Un fenómeno que va más allá de Halloween.
Cada año, millones de personas buscan experiencias que les provoquen miedo, como visitar casas embrujadas, donde los estadounidenses gastan más de 500 millones de dólares anualmente.
Aunque estas atracciones son especialmente populares en la temporada de Halloween, la afición por el terror ficticio se extiende más allá de estas fechas, revelando una fascinación humana por el miedo controlado.
A pesar de vivir en un mundo con preocupaciones reales, muchos buscan voluntariamente ese "subidón" de adrenalina que solo el miedo puede provocar.
Pero ¿por qué nos atrae sentirnos asustados? Según los expertos en psicología, el miedo ha sido esencial para nuestra supervivencia, preparándonos para enfrentar peligros reales. En un entorno seguro, este sentimiento activado por una amenaza ficticia proporciona una descarga de adrenalina que nos permite disfrutar de la emoción sin riesgo.
Este tipo de miedo también puede tener beneficios psicológicos. Estudios han demostrado que participar en experiencias controladas de terror, como visitar casas embrujadas, puede reducir la actividad cerebral ante estímulos ansiosos tras la exposición.
Según explicó Sarah Kollat a través de The Conversation, esto sugiere que el entretenimiento de horror podría ayudarnos a enfrentar miedos reales con mayor resiliencia.
El miedo como conector social
El atractivo del miedo no es solo fisiológico. Compartir estas experiencias aterradoras genera conexiones sociales profundas, similares a las que se desarrollan entre personas que enfrentan situaciones de estrés extremo, como desastres naturales. El miedo compartido libera oxitocina, la llamada "hormona del amor", fortaleciendo los vínculos entre quienes participan.
Durante la pandemia de COVID-19, los entusiastas del terror demostraron una mayor capacidad para manejar la ansiedad y la incertidumbre. Al consumir entretenimiento de horror, estas personas practican respuestas emocionales ante el miedo, desarrollando mecanismos adaptativos para enfrentar lo desconocido.
El miedo, entonces, no es solo una respuesta instintiva. En un ambiente seguro, puede convertirse en una herramienta psicológica que mejora nuestra capacidad para gestionar situaciones desafiantes y construir relaciones más fuertes.