El origen sensorial de los dientes: Estudio revela que evolucionaron como órganos táctiles en peces primitivos


Investigación con fósiles de 465 millones de años muestra que la dentina surgió primero como tejido sensorial en estructuras cutáneas, antes de migrar a la boca con funciones masticatorias.
(CNN) - La sensibilidad dental que hoy nos alerta sobre caries o cambios de temperatura podría tener su origen en peces ancestrales que usaban protuberancias dérmicas como órganos sensoriales, según un estudio publicado en Nature. Un equipo internacional analizó fósiles con tomografías 3D de alta resolución, descubriendo que los primeros vestigios de dentina aparecieron en estructuras externas llamadas odontodos, no en dientes propiamente dichos.
La Dra. Yara Haridy, autora principal de la Universidad de Chicago, explicó que estos odontodos permitían a los peces detectar presión, temperatura y cambios en el agua. "Eran como un sistema de alerta temprana integrado en la piel", señaló. El hallazgo redefine la comprensión sobre la evolución dental, sugiriendo que la función sensorial precedió a la masticación.
Un error que llevó a un descubrimiento mayor
El estudio corrigió además una clasificación errónea de décadas: el fósil Anatolepis, considerado un pez vertebrado, resultó ser un artrópodo al comparar sus estructuras con sensilas de crustáceos modernos. Sin embargo, análisis de otros fósiles como Eriptychius y Astraspis confirmaron la presencia de dentina genuina en vertebrados primitivos, reforzando la teoría del origen sensorial.
Neil Shubin, coautor de la investigación, destacó que este trabajo ilustra cómo la ciencia avanza mediante correcciones: "El 'fracaso' con Anatolepis nos llevó a descubrir un panorama evolutivo más rico". Los odontodos representan un ejemplo de convergencia evolutiva con las sensilas de invertebrados, mostrando cómo necesidades similares generan soluciones análogas en especies distintas.
Este descubrimiento sugiere que los dientes modernos heredaron su sensibilidad de aquellas primitivas estructuras cutáneas, transformando gradualmente su función hacia la alimentación. Como concluyó Haridy: "La naturaleza reutiliza lo que funciona, y en este caso, convirtió un sistema de navegación en una herramienta para comer".