El humo blanco del Vaticano: La química detrás del anuncio del nuevo Papa


La señal que confirmó la elección del nuevo pontífice combinó ingredientes científicos y tradición, asegurando un mensaje claro al mundo.
El humo blanco que ascendió desde la Capilla Sixtina marcó el fin del cónclave y la elección del sucesor del Papa Francisco. Este ritual, que parece medieval, tiene una base científica precisa, diseñada para evitar confusiones en un momento crucial para la Iglesia Católica.
La clave estuvo en la mezcla química que generó el humo blanco, una combinación de clorato de potasio, lactosa y resina de pino. Según expertos en pirotecnia, estos elementos producen partículas que simulan una niebla densa, diferenciándose claramente del humo negro que indica votaciones fallidas.
"El humo blanco es básicamente una nube artificial de vapor de agua", explicó John Steinberg, especialista en el tema, según reportó Scientific American.
Mientras el humo negro surge de combustibles como el antraceno y azufre —fáciles de quemar—, el blanco requiere una fórmula más compleja. La resina de pino, rica en agua y ácidos carboxílicos, fue esencial para lograr el tono nítido que el mundo esperaba.
El Vaticano solicitó asesoría científica
El Vaticano modernizó el proceso en el siglo XX, pero solo en elecciones recientes optimizó la técnica con asesoría científica. En 2013, reveló las recetas usadas, aunque no confirmó si repitió la fórmula esta vez.
Con el humo blanco confirmado, la atención ahora se centra en la identidad del nuevo Papa, cuyo nombre se dará a conocer en las próximas horas. La química, al servicio de la tradición, cumplió su papel: anunciar sin ambigüedades un nuevo capítulo para la Iglesia.