El estrés crónico eleva el riesgo de demencia: ¿Cómo prevenirlo?


Expertos advierten que reducir el estrés podría ser clave para proteger la salud cerebral en la vejez, junto con otros hábitos saludables.
Un estudio reciente reveló que el 42% de los adultos estadounidenses desarrollará demencia entre los 55 y 95 años, con mayores riesgos para mujeres, personas negras y quienes tienen predisposición genética. Investigadores de la Universidad Estatal de Pensilvania alertaron que el estrés crónico, un factor poco discutido, podría acelerar el deterioro cognitivo y aumentar la probabilidad de padecer esta condición.
Jennifer E. Graham-Engeland y Martin J. Sliwinski, especialistas en envejecimiento saludable, explicaron a través de The Conversation que el estrés prolongado altera no solo la salud mental, sino también patrones de sueño, alimentación y actividad física, creando un círculo vicioso que perjudica al cerebro. "El impacto del estrés en la cognición es difícil de exagerar: afecta directamente factores como el aislamiento social o la capacidad de detectar síntomas tempranos", señalaron los expertos.
Factores socioeconómicos y salud cerebral
La investigación destacó que problemas como la inestabilidad laboral y financiera, agravados después de la Gran Recesión, incrementaron los niveles de estrés en adultos mayores. Quienes viven en comunidades marginadas enfrentan mayores desafíos, con menos recursos para manejar la presión diaria. "El estrés crónico es un enemigo silencioso del cerebro", advirtieron.
Aunque no existe una cura para la demencia, los expertos subrayaron que gestionar el estrés podría retrasar su aparición. Medidas como mantener interacciones sociales, realizar actividad física y priorizar chequeos médicos regulares son fundamentales. Además, remarcaron la necesidad de políticas públicas que promuevan entornos laborales menos estresantes y comunidades con espacios seguros para socializar.
"Pequeños cambios individuales ayudan, pero se requieren transformaciones estructurales", afirmaron los expertos. Entre ellas, normalizar el uso de audífonos o incluir evaluaciones cognitivas en consultas médicas rutinarias.
Con el envejecimiento de la población y la falta de tratamientos efectivos contra el Alzheimer, los científicos urgieron a incluir el manejo del estrés en las guías de prevención. "Reducir la carga emocional no solo mejora la calidad de vida, sino que podría ahorrar costos enormes en salud pública", concluyeron.