El entorno influye 10 veces más que los genes en el riesgo de muerte prematura

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José Ferrada 19-02-2025

Un análisis de casi 500.000 personas revela que factores ambientales, como el tabaquismo y las condiciones de vida, tienen un impacto mayor que la genética en la salud y la longevidad.


El entorno en el que vivimos es 10 veces más determinante que los genes para explicar el riesgo de muerte prematura, según un estudio publicado en Nature Medicine. La investigación, basada en datos del UK BioBank, analizó 164 exposiciones ambientales, desde hábitos como el tabaquismo hasta condiciones socioeconómicas, y su relación con enfermedades y mortalidad.


"Para muchas enfermedades, el entorno y el exposoma son los que determinan gran parte del riesgo", explicó el Dr. Austin Argentieri, autor principal del estudio. El exposoma abarca todas las exposiciones ambientales a lo largo de la vida, y su impacto en la salud es profundo.


Factores clave que aceleran el envejecimiento


El estudio identificó 25 exposiciones ambientales clave vinculadas a un mayor riesgo de muerte temprana, como el tabaquismo materno durante el embarazo y el nivel de ingresos del hogar. Estos factores, muchos de ellos modificables, están asociados con enfermedades relacionadas con la edad y biomarcadores de envejecimiento acelerado.


Mientras que la edad y el sexo explican el 50% de la variabilidad en el riesgo de muerte prematura, los 25 factores ambientales aportan un 17% adicional. En contraste, la predisposición genética a 22 enfermedades principales solo explica menos del 2%.


Genes vs. entorno en diferentes enfermedades


El estudio también reveló que el entorno tiene mayor influencia que los genes en enfermedades como pulmonares, cardíacas y hepáticas. Sin embargo, en casos de cáncer de mama, próstata y demencia, la genética juega un papel más relevante.


Aunque el estudio tiene limitaciones, como la medición de exposiciones en un solo momento y la falta de causalidad demostrada, refuerza la idea de que "la genética carga los dados, pero depende de nosotros cómo jugamos nuestras cartas", según afirmó Dr. Stephen Burgess de la Universidad de Cambridge en conversación con The Guardian.