El cuarto lago más grande del mundo desapareció: Ahora es un mortal desierto tóxico
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La desaparición del mar de Aral, uno de los mayores desastres ambientales del mundo, ha dejado un legado de polvo tóxico, crisis de salud y advertencias globales sobre el manejo del agua.
El mar de Aral, alguna vez el cuarto lago más grande del mundo, se ha reducido a menos del 12% de su tamaño original, dejando tras de sí un desierto tóxico y una crisis ambiental que afecta a millones de personas. Ubicado entre Uzbekistán y Kazajistán, este cuerpo de agua, que abarcaba 68.000 km², ahora cubre solo 8.000 km², según informes recientes.
“Es uno de los mayores desastres ambientales del mundo,” afirmó Ibrahim Thiaw, secretario ejecutivo de la Convención de las Naciones Unidas para la Lucha contra la Desertificación. La desaparición del mar de Aral ha generado el desierto de Aralkum, cuyas tormentas de polvo tóxico afectan la calidad del aire, destruyen cultivos y contaminan el agua potable en un radio de 800 kilómetros.
Un desastre provocado por el hombre
Entre 1960 y 1990, la Unión Soviética desvió los ríos Amu Darya y Syr Darya, que alimentaban el lago, para irrigar 7 millones de hectáreas de cultivos de algodón. Esta práctica agrícola masiva redujo drásticamente el lago, dividiéndolo en dos cuerpos de agua más pequeños y aumentando las concentraciones de sal a niveles superiores a los del océano. La vida nativa desapareció, colapsando el ecosistema local y dejando barcos pesqueros oxidados sobre la arena árida.
El polvo del lecho seco del lago es especialmente peligroso, ya que contiene residuos de armas químicas, fertilizantes y pesticidas. Este polvo tóxico ha sido vinculado a problemas de salud graves, incluidos defectos congénitos en niños.
Esfuerzos para contener el daño
Los gobiernos de la región han intentado revegetar el lecho del lago para contener el polvo, con el apoyo de la Unión Europea y USAID. Científicos locales buscan plantas capaces de resistir el suelo salino, pero la tarea es monumental y su continuidad, incierta.
“Lo que ha sucedido con el mar de Aral es una advertencia clara para el mundo,” señaló Thiaw, según reportó ScienceAlert. Fenómenos similares ya ocurren en África, Medio Oriente, Europa, Australia y Estados Unidos, donde la agricultura industrializada y la crisis climática reducen lagos y otros cuerpos de agua.