El colapso de las corrientes atlánticas podría desencadenar una mini era glacial en Europa


Nuevos modelos climáticos revelan que el debilitamiento del sistema AMOC sumiría al continente en inviernos extremos con temperaturas de hasta -48°C
(CNN) - El colapso de la Circulación Meridional de Retorno del Atlántico (AMOC), una red clave de corrientes oceánicas, podría desencadenar inviernos brutales en Europa, con temperaturas que caerían hasta -48 °C en algunas regiones, según un estudio publicado en Geophysical Research Letters. Aunque el planeta se calienta por el cambio climático, el debilitamiento de este sistema alteraría drásticamente el clima continental, generando un "enfriamiento sustancial" en medio de un mundo más cálido.
Investigadores de la Universidad de Utrecht usaron modelos climáticos avanzados para simular el impacto de un AMOC colapsado en un escenario con 2 °C más que los niveles preindustriales. Descubrieron que, décadas después del colapso, Europa sufriría inviernos más extremos, con heladas prolongadas y tormentas intensificadas por cambios en el jet stream. Mientras tanto, Estados Unidos y el hemisferio sur experimentarían un calentamiento adicional.
Los efectos sociales serían devastadores: cultivos destruidos, infraestructuras colapsadas y olas de frío en invierno seguidas de veranos con calor letal. "Muchas sociedades no están preparadas para estos extremos", advirtió René van Westen, autor principal del estudio. Además, el aumento del nivel del mar en zonas como la costa noreste de EE. UU. se agravaría.
Un sistema en riesgo inminente
Aunque el estudio empleó un solo modelo climático, expertos como Stefan Rahmstorf, oceanógrafo de la Universidad de Potsdam, coincidieron en que el AMOC tiene efectos masivos sobre el clima global. Richard Allen, climatólogo de la Universidad de Reading, subrayó la necesidad de monitorear urgentemente las corrientes oceánicas, ya que incluso una posibilidad remota de colapso justifica acciones preventivas.
Van Westen fue contundente: "Queremos evitar esto a toda costa". El estudio refuerza la urgencia de reducir emisiones y prepararse para escenarios climáticos extremos, donde el frío y el calor podrían coexistir con consecuencias impredecibles.