"Divorcio del sueño": La tendencia creciente de parejas que eligen dormir separadas para mejorar su relación


Estudios científicos demuestran que compartir cama reduce la calidad del descanso. Expertos explican los beneficios de esta práctica y cómo abordar el tabú social que la rodea.
Lo que en el pasado fue un símbolo de estatus entre la nobleza europea se ha convertido hoy en una solución para muchas parejas que buscan mejorar tanto su descanso como su relación.
El fenómeno del "divorcio del sueño" —la decisión de dormir en habitaciones separadas— gana cada vez más adeptos tras comprobarse que compartir cama disminuye hasta en un 30% la calidad del sueño, según mediciones objetivas con electroencefalogramas.
La ciencia detrás de la separación nocturna
Investigaciones de la Universidad de Monash revelan que trastornos como el insomnio o la apnea no solo afectan a quien los padece, sino que interrumpen el sueño de su pareja unas cuatro veces por noche en promedio. Alix Mellor, especialista en psicología del sueño, explica, a través de The Conversation: "Los datos son contundentes: cuando medimos el descanso de forma objetiva, las personas duermen peor acompañadas que solas".
Entre las razones más comunes para optar por dormir separados destacan los ronquidos, los movimientos involuntarios durante el sueño, los horarios laborales incompatibles, las preferencias opuestas sobre temperatura o iluminación en el dormitorio, y el cuidado de bebés que afecta el descanso de ambos progenitores.
Contrario a lo que podría pensarse, esta práctica no implica necesariamente una disminución en la intimidad de la pareja. Algunos reportan incluso mayor deseo sexual después de dormir mejor, mientras que otros establecen lo que denominan "derechos de visita", momentos específicos para compartir la cama y mantener la conexión emocional.
Aunque el estigma social persiste —muchos aún asocian esta práctica con problemas maritales—, los expertos recomiendan probar arreglos flexibles. Algunas parejas eligen separarse solo durante los días laborales o utilizan tapones para los oídos cuando no disponen de espacio para dos habitaciones. "No tiene que ser una solución permanente; puede ser simplemente un reinicio para recuperar el descanso perdido", aclara Mellor.
Este fenómeno refleja un cambio cultural significativo: lo que comenzó como una necesidad para algunas parejas se reconoce ahora como una estrategia válida para mantener relaciones más saludables. Como en la época victoriana, pero por razones completamente modernas, volver a dormir solo podría convertirse en el nuevo lujo conyugal del siglo XXI.
Consejos clave para quienes consideren esta opción
Para las parejas que contemplan esta posibilidad, los expertos sugieren mantener una comunicación abierta sobre las necesidades de cada uno, probar el sistema de forma temporal antes de comprometerse a un cambio permanente, y asegurarse de mantener otros momentos de intimidad y conexión emocional. En casos de trastornos del sueño persistentes, recomiendan siempre consultar con un especialista médico.