Día mundial de la diabetes: En Chile cerca de dos millones de adultos viven con la enfermedad y especialistas refuerzan llamado a prevenir

Juan Andrés Galaz 14-11-2025

La evidencia científica respalda que patrones alimentarios como la dieta mediterránea —rica en frutas, verduras, legumbres, cereales integrales, frutos secos y aceite de oliva— ayudan a reducir el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 y mejoran el control metabólico en quienes ya viven con la enfermedad.


En el marco del Día Mundial de la Diabetes, profesionales de la salud advirtieron sobre el avance silencioso de esta enfermedad crónica en el país y enfatizaron la necesidad de fortalecer los hábitos alimentarios, realizar controles preventivos y detectar tempranamente signos de riesgo.


La diabetes se ha transformado en uno de los principales desafíos sanitarios actuales.


En Chile, 1,9 millones de adultos —equivalentes al 13% de la población mayor de 18 años— viven con esta condición. La tendencia global también es alarmante: 828 millones de personas fueron diagnosticadas en 2022, una cifra que se ha cuadruplicado desde 1990 y refleja el deterioro de los hábitos de vida y la baja conciencia sobre los factores que influyen en su desarrollo.


Estamos frente a una enfermedad que muchas veces avanza sin síntomas evidentes. El diagnóstico suele ser tardío, lo que incrementa el riesgo de complicaciones y aumenta los costos para los sistemas de salud”, señaló Ximena Rodríguez, directora de la carrera de Nutrición y Dietética de la Universidad Bernardo O’Higgins (UBO).


La especialista explicó que la diabetes comprende diversas formas clínicas. La tipo 1, de origen autoinmune, se presenta con mayor frecuencia en niños y jóvenes, mientras que la tipo 2, mucho más común, está estrechamente relacionada con el sedentarismo, el exceso de peso y la grasa abdominal. También existen variantes menos frecuentes, como la diabetes monogénica o la gestacional.


Rodríguez advirtió que la diabetes tipo 2 es la que más ha aumentado y que, pese a la predisposición genética, puede prevenirse mediante cambios sostenidos en el estilo de vida.


En ese contexto, destacó la importancia de identificar la prediabetes, una etapa previa en la que los niveles de glucosa están elevados pero todavía son reversibles si se interviene oportunamente. “Los controles son fundamentales, especialmente en personas con factores de riesgo”, añadió.


Entre los síntomas que pueden alertar sobre su presencia se encuentran sed excesiva, orinar con frecuencia, visión borrosa, fatiga y pérdida de peso inexplicada.


El papel fundamental de la alimentación


La evidencia científica respalda que patrones alimentarios como la dieta mediterránea —rica en frutas, verduras, legumbres, cereales integrales, frutos secos y aceite de oliva— ayudan a reducir el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 y mejoran el control metabólico en quienes ya viven con la enfermedad.


La alimentación debe ser personalizada. No se trata de imponer restricciones, sino de construir un plan flexible y acorde a las necesidades de cada persona. Ese acompañamiento profesional marca la diferencia”, sostuvo Rodríguez.


La académica también advirtió sobre ideas equivocadas, como considerar que los productos “light” o “sin azúcar” son automáticamente saludables. Muchos de ellos contienen altos niveles de sodio, grasas saturadas o aditivos. Asimismo, eliminar grupos alimentarios sin una correcta planificación puede generar desequilibrios nutricionales o interferir con los tratamientos farmacológicos.