La enfermedad renal crónica multiplica el riesgo de muerte cardíaca súbita, según estudio

Una investigación internacional con más de 450 mil participantes reveló que incluso las etapas tempranas de insuficiencia renal aumentan significativamente la probabilidad de muerte cardíaca súbita. Los hallazgos abren nuevas vías para la detección temprana y prevención cardiovascular.
La enfermedad renal crónica (ERC) se consolida como una amenaza silenciosa con impacto directo en la salud cardiovascular. Un reciente estudio publicado en la revista científica Nature Communications evidenció que las personas con ERC enfrentan un riesgo considerablemente mayor deenfermedad renasúbita (MCS), incluso si la enfermedad se encuentra en etapas iniciales.
El trabajo analizó datos de más de 450 mil participantes provenientes del UK Biobank y de cohortes de Changsha (China), confirmando que la disminución de la función renal está estrechamente relacionada con un incremento sostenido del riesgo cardíaco. En la cohorte británica, con un seguimiento mediano de 13,6 años, se registraron 6.815 casos de MCS y una razón de riesgo ajustada (HR) de 1,33. En la cohorte china, con ocho años de seguimiento, el riesgo fue aún mayor (HR ajustada: 1,87).
Los resultados fueron contundentes en los estadios avanzados de la enfermedad: los pacientes en estadio 4 presentaron un riesgo 4,1 veces mayor, y los de estadio 5, 3,09 veces superior en comparación con personas sin insuficiencia renal. Estas tendencias se mantuvieron al ajustar por variables como hipertensión, diabetes o enfermedades cardiovasculares previas.
En el análisis proteómico, los investigadores identificaron cinco proteínas circulantes asociadas tanto a ERC como a MCS: NT-proBNP, ANGPT2, FGF23, DTNB y SEPTIN8. Entre ellas, NT-proBNP —biomarcador ampliamente utilizado en insuficiencia cardíaca— se consolidó como el predictor más robusto, incluso tras ser contrastado con los datos de la reconocida Framingham Offspring Cohort.
Asimismo, la hormona FGF23, relacionada con el metabolismo del fósforo y calcio, también emergió como un indicador clave del riesgo cardíaco en pacientes con deterioro renal. Los autores destacan que estos biomarcadores podrían permitir una detección temprana y manejo preventivo más efectivo en población de riesgo.
El estudio sugiere reforzar la monitorización clínica de los pacientes con ERC, mediante exámenes de función renal y electrocardiogramas periódicos, incluso cuando no existan síntomas cardíacos evidentes.
Finalmente, los investigadores advirtieron que, aunque la evidencia estadística es sólida, aún se requieren más estudios para evaluar el impacto de los tratamientos farmacológicos en la reducción del riesgo de MCS, ya que el análisis actual se basó principalmente en códigos diagnósticos ICD-10 y no incluyó datos clínicos detallados.
“La conexión entre riñón y corazón es más profunda de lo que creíamos. Identificar los mecanismos biológicos compartidos será clave para prevenir muertes súbitas en estos pacientes”, concluye el equipo investigador.