Descubren miles de nidos de peces bajo el hielo del mar de Weddell y revelan una compleja estrategia de supervivencia
Una expedición científica al mar de Weddell descubrió más de mil nidos de peces bajo el hielo antártico, revelando complejos patrones geométricos y una sorprendente estrategia colectiva de defensa frente a los depredadores.
La expedición al mar de Weddell en 2019, originalmente destinada a localizar el legendario naufragio del HMS Endurance, terminó revelando uno de los hallazgos más sorprendentes del fondo marino antártico.
Las palabras clave “nidos de peces”, “mar de Weddell” y “patrones geométricos” se han vuelto esenciales en la investigación polar contemporánea, al tiempo que el descubrimiento subraya la relevancia de estudiar zonas inexploradas bajo el hielo que se derrite.
Todo comenzó cuando el gigantesco iceberg A68 se desprendió de la plataforma Larsen C en 2017, abriendo una ventana única para investigar un territorio hasta entonces inaccesible. El bloque, de cerca de 5.800 kilómetros cuadrados, permitió a los científicos observar una superficie marina oculta durante siglos bajo una gruesa capa de hielo.
Durante una expedición de 49 días a bordo del SA Agulhas II, liderada por investigadores de la Universidad de Essex, se detectaron más de 1.000 nidos de peces dispuestos en formaciones circulares, ovaladas y en forma de media luna, captadas por el vehículo subacuático Lassie. Estas figuras geométricas sorprendieron a los científicos, quienes reconocen que aún existen misterios sin resolver en el ecosistema polar.
El estudio, publicado en la revista Frontiers, identificó que los nidos pertenecen a la especie Lindbergichthys nudifrons, conocida como yellowfin notie. Este pez, adaptado a las frías aguas antárticas, construye nidos circulares que los machos protegen durante cuatro meses mientras cuidan los huevos.
Uno de los hallazgos más relevantes es que los patrones en los nidos no son decorativos, sino que constituyen una estrategia de defensa frente a depredadores como las estrellas frágiles y los gusanos cinta.
Los nidos agrupados —que representan el 42% de los observados— ofrecen mayor protección a los peces situados en el centro, validando la conocida “teoría de la manada egoísta”.
Las imágenes obtenidas permitieron identificar seis patrones distintos de distribución: algunos en línea recta, otros en forma de “U” o de manera aislada. Los nidos solitarios suelen corresponder a peces de mayor tamaño, capaces de defenderse por sí mismos, mientras que las agrupaciones confunden a los depredadores e impiden que enfoquen un blanco específico.
Otro dato interesante es la presencia de guijarros en el 14,9% de los nidos activos. Según los científicos, estas piedras —probablemente depositadas por icebergs en desplazamiento— favorecen la oxigenación y resguardo de los huevos, actuando como plataforma y barrera protectora frente a los organismos del sedimento marino.