Descubren en Wyoming una enigmática máscara de arcilla en la piel de un dinosaurio momificado de 66 millones de años

Juan Andrés Galaz 28-10-2025

Un equipo liderado por el paleontólogo Paul Sereno resolvió un misterio de más de un siglo al confirmar que los fósiles excepcionalmente detallados de Edmontosaurus no conservan tejido blando, sino una capa natural de arcilla que imitó su piel.


En la Formación Lance, ubicada en el este de Wyoming (EE. UU.), un grupo de paleontólogos ha logrado esclarecer uno de los mayores enigmas de la paleontología moderna: cómo los restos de dinosaurios de hace 66 millones de años conservan detalles tan finos de su piel, incluyendo escamas, pezuñas y espinas.


El estudio, encabezado por el Dr. Paul Sereno, profesor de la Universidad de Chicago, revela que los llamados dinosaurios “momificados” no conservan su piel original, sino que muestran una fina máscara de arcilla adherida al lugar donde alguna vez se encontraba el tejido real del animal.


Este hallazgo resuelve un misterio que se arrastraba desde principios del siglo XX, cuando el pionero Charles Sternberg, junto a H. F. Osborn, descubrió dos ejemplares de Edmontosaurus annectens en el mismo yacimiento y postuló que la piel deshidratada se había fosilizado, en una comparación recurrente con las momias egipcias.


Para confirmar la nueva hipótesis, el equipo de Sereno aplicó tecnologías de vanguardia, incluyendo tomografía computarizada, análisis tridimensional y espectroscopía de rayos X sobre dos momias de Edmontosaurus descubiertas en 2000 y 2001. Los resultados fueron reveladores: no había tejido blando, sino una capa de arcilla de menos de una centésima de pulgada, capaz de replicar con exactitud las texturas y pliegues de la piel original.


Según los investigadores, esta máscara natural se formó tras la muerte de los dinosaurios durante un periodo de sequía, seguida por una inundación repentina. El proceso permitió que el cuerpo se secara bajo el sol durante días y, posteriormente, quedara cubierto por sedimentos. Las bacterias presentes en el entorno favorecieron que las partículas de arcilla se adhirieran a la superficie de la piel, creando una réplica casi perfecta antes de su descomposición.


Expertos ajenos al estudio, como el Dr. Anthony Martin y la Dra. Stephanie Drumheller-Horton, destacaron la importancia del descubrimiento, subrayando que comprender este proceso de preservación “abre nuevas vías para identificar y excavar fósiles excepcionales” y permite “reconstruir con mayor precisión la historia evolutiva de los dinosaurios”.


Uno de los hallazgos más notables del estudio es la identificación de pezuñas en Edmontosaurus, lo que lo convierte en el animal terrestre más antiguo con pezuñas conocidas, además del primer reptil con esta estructura anatómica, desplazando a los mamíferos como los pioneros en el registro fósil.


Gracias a estos fósiles, los científicos han podido reconstruir con gran detalle el aspecto de Edmontosaurus, identificando una cresta carnosa sobre el cuello, espinas en la cola y una piel tan fina que conserva arrugas y escamas diminutas, todas preservadas por la sorprendente máscara de arcilla que la naturaleza moldeó hace millones de años.