También son saludables: Investigadoras crean envases comestibles a partir de residuos

Futuro 360 27-04-2021
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Las científicas de la Universidad de Coimbra, en Portugal, desarrollaron el embalaje a partir de desechos del sector agroalimentario y pesquero. “Podemos imaginar, por ejemplo, cocinar brócoli sin tener que quitar el envoltorio, ya que el film que los envuelve está compuesto por nutrientes naturales con beneficios para la salud”, señalaron.


El plástico es un desafío creciente a nivel mundial a pesar del aumento en el reciclaje y la mayor conciencia de empresas y ciudadanos. Para ayudar a solucionar este problema, un grupo de expertas portuguesas decidió desarrollar envases comestibles.

Las expertas de la Universidad de Coimbra (UC), en colaboración con la Escola Superior Agrária de Coimbra (ESAC), crearon el embalaje a partir de residuos del sector agroalimentario y pesquero, tales como cáscaras de papa, de crustáceos o frutas que no poseen las características requeridas para la venta.

La institución explicó que estos envases fueron fabricados para cubrir frutas, verduras y quesos, incorporando compuestos “bioactivos y nutracéuticos”, como antioxidantes y probióticos, los cuales tendrían diferentes beneficios para la salud del consumidor.

“Podemos imaginar, por ejemplo, cocinar brócoli o espárragos sin tener que quitar el envoltorio, ya que el film que los envuelve está compuesto por nutrientes naturales con beneficios para la salud”, afirma un comunicado de prensa publicado en el sitio web de la universidad.

El equipo detalló que el principal desafío fue encontrar los materiales perfectos para que las fórmulas de sus envases tengan las características deseadas. Las expertas analizaron tanto la parte física como las propiedades bioactivas, microbiológicas y sensoriales de los embalajes.

Las científicas Marisa Gaspar, Mara Braga y Patrícia Almeida Coimbra catalogaron a su innovación como “muy ventajosa tanto para la industria como para el consumidor. Es un enfoque centrado en la economía circular”. “No solo aumenta la vida útil del producto, sino que también evita el desperdicio”, recalcaron.

Sus hallazgos fueron publicados detalladamente en la revista científica Food Packaging and Shelf Life.