La contaminación acústica humana afecta el paisaje sonoro natural del océano
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Los sonidos viajan mucho más rápido a través del agua que por el aire, es por eso que una investigación indica que los cambios en el paisaje sonoro del océano afectan desde los diminutos camarones hasta las enormes ballenas francas australes.
Muchos peces y animales marinos utilizan el sonido para comunicarse entre sí, también, para poder localizar lugares prometedores donde podrán reproducirse, alimentarse o, posiblemente, detectar depredadores.
Por ejemplo, los camarones chasqueantes producen un sonido parecido al que realizan las palomitas de maíz cuando se están preparando, con el objetivo de aturdir a sus presas.
Pero el aumento del tráfico acústico marítimo, producido por barcos pesqueros motorizados, la exploración submarina de petróleo y gas, la construcción en alta mar y otras actividades humanas, dificulta que los peces se comuniquen entre sí.
Investigadores internacionales examinaron 12 mil datos y artículos, más de 40 años de investigaciones publicadas, que documentan los cambios en el volumen y la frecuencia de ruido, para obtener una imagen completa sobre cómo está cambiando el paisaje sonoro del océano y cómo esto afecta al ecosistema marino.
El equipo utilizó micrófonos subacuáticos para grabar los sonidos de los peces, que tienen a rondar las mismas frecuencias que el ruido del tráfico marítimo. Explican que si bien la luz tiende a dispersarse en el agua, los sonidos viajan mucho más rápido a través del agua que del aire.
“Los sonidos viajan muy lejos bajo el agua. Para los peces, el sonido es probablemente una mejor manera de sentir su entorno que la luz“, dijo Francis Juanes, ecólogo de la Universidad de Victoria en Canadá y coautor del artículo.
El Mar Rojo es uno de los corredores marítimos clave del mundo, ya que viajan grandes embarcaciones a Asia, Europa y África, es por ello que los investigadores indican que algunos peces e invertebrados evitan esas áreas ruidosas, ya que el sonido fragmenta efectivamente su hábitat.
El estudio, publicado en la revista Science, indica que el número total de animales marinos se ha reducido aproximadamente en un 50% desde 1970. y en algunas partes del océano sean más silenciosas.
Juanes explica que la contaminación acústica se puede abordar de manera mas fácil que otras amenazas oceánicas, como el plástico o cambio climático “que son más difíciles de deshacer”.