El Aconcagua sin nieve: La postal de la crisis climática
La montaña nevada más alta de América evidencia el impacto del calentamiento global al exhibir un deshielo preocupante. La foto que tomó el fotógrafo Néstor Osvaldo Ponce en un viaje a Chile, generó reacciones de pesar por la dramática escena que refleja.
La sequía y altas temperaturas que afecta a la región debido al calentamiento global entregan impresionantes postales que dan cuenta la gravedad del problema. La crisis climática se instaló entre nosotros y, cada vez con más velocidad, deja ver lo severa que puede ser.
El derretimiento de la Antártica y, ahora, un Aconcagua sin nieve, son el tipo de imágenes que en las últimas décadas los ambientalistas estuvieron advirtiendo, hoy, son una realidad. La montaña más alta del continente solía exhibir amplios mantos de nieve en su cima, pero hoy la realidad es otra. Un fotógrafo logró captar en un vuelo a nuestro país cómo el deshielo del cerro llegó a un punto crítico.
El Aconcagua se encuentra en la vecina provincia de Mendoza, Argentina, en la frontera con Chile. El diputado provincial Jorge Difonso, compartió en su cuenta de Twitter la foto del fotógrafo Néstor Osvaldo Ponce, que generó reacciones de pesar por la dramática escena que refleja el impacto de la crisis climática.
Científicos han advertido sobre las consecuencias de la sequía, los deshielos y el estrés hídrico a ambos lados de la cordillera. En nuestro país se vive la peor sequía de la historia y ha afectado a más del 75% del territorio nacional.
“Hay una tendencia bastante marcada en la disminución de la cantidad de nieve en la cordillera y se vincula directamente con la sequía que también se registra en Chile. Los mismos sistemas meteorológicos que generan lluvia son los que permiten que se acumule nieve en la Cordillera. Es una zona semiárida donde la lluvia y el deshielo son los que alimentan con agua los ríos. Es por eso que se observa una reducción significativa de los caudales de los ríos San Juan y Atuel, por ejemplo”, declaró a Infobae Inés Camilloni, licenciada en Meteorología e investigadora de la UBA y del Conicet y autora del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés).
A pesar que el volumen de algunos de los ríos de Chile mejorara en relación al año pasado gracias a deshielos cordilleranos, la tendencia a la sequía de los caudales de agua de nuestro país se agravó.
En 2019, 8 cursos fluviales que presentaron niveles inferiores a los mínimos establecidos por la Dirección General de Aguas (DGA) en 1981, año en que empezaron las mediciones sistemáticas.
El deshielo en la Antártica ha entregado las imágenes más crudas del calentamiento global, en estos lugares donde durante milenios ha existido hielo puro, pero hoy asoma con claridad la tierra que estaba bajo él.
Sin ir tan lejos, el problema se puede constatar en el país. La Laguna de Aculeo en la Región Metropolitana mostró los signos de la escasez hídrica y, recientemente, el Río Clarillo. Pero tras la cordillera, los glaciares están en agonía, cerca de 2 mil kilometros cuadrados de ellos, se perdieron entre el 2002 y el 2017 en la Región Metropolitana.
El año pasado, un grupo de oceanógrafos del Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL) de la Universidad Austral de Chile (UACh), analizó cómo responden los organismos que viven en la columna de agua en dos fiordos con distinto tipo de descarga de agua dulce proveniente de glaciares de la Cordillera de Darwin.
Uno de los principales resultados de la investigación llevada a cabo en la Región de Magallanes y Antártica Chilena evidencia que, como consecuencia del retroceso de las masas de hielo, existe una disminución de fitoplancton, organismo clave en las cadenas tróficas.
Aconcagua antes:
Imagen del Aconcagua en abril de 2012. Foto: Wikipedia
Aconcagua ahora:
Imagen del deshielo del Aconcagua, febrero 2020. Foto: Néstor Osvaldo Ponce