Estudio revela cómo las rémoras se mantienen pegadas a las ballenas
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Los llamados “peces lechones” no sólo se pegarían al cuerpo de su anfitrión a través de un “disco de succión”, sino que aprovecharían la forma del cuerpo de los cetáceos para navegar entre las fuertes corrientes producidas por el movimiento de la megafauna.
Las rémoras, también conocidas como peces lechones, son extraños peces. Se suben al lomo de los cetáceos, tiburones y otras grandes criaturas de las profundidades, atándose a ellos gracias a un “disco de succión” que yace en su cabeza como un pegajoso y plano sombrero.
Luego de eso, actúan como un pequeño equipo de los pits, limpiando la piel muerta, parásitos y restos del cuerpo de sus anfitriones mientras son zarandeados de arriba hacia abajo.
Y a pesar de que llamen la atención de muchos científicos, sabemos muy poco de ellos. Investigadores han “ignorado a las rémoras en comparación a cualquier megafauna que estos animales ayudan”, aseguró Brooke Flammang, profesora asistente de biología del Instituto de Tecnología de Nueva Jersey a The New York Times.
En un estudio publicado en Journal of Experimental Biology, Flammang y el biólogo marino Jeremy Goldbogen investigaron cómo las rémoras maniobran a lo largo de sus anfitriones mientras éstos se mueven.
Para contestar la pregunta, Flammang y sus colaboradores construyeron un modelo digital de una ballena azul. Junto a registros de videos, los investigadores descubrieron que las rémoras se mueven por áreas de bajo arrastre que las protegen del movimiento del agua.
Para moverse entre estas áreas, las rémoras “surfean” por trozos de agua localizado justo al lado de las ballenas, que fluyen relativamente suave incluso si el cetáceo va a grandes velocidades. Además, evidencia adicional demostró que el disco de succión permite que se forme un área de baja presión entre el cuerpo de la rémora y la ballena.
El estudio demuestra que estos pequeños peces tienen impresionantes técnicas y conocimientos instintivos sobre las dinámicas del cuerpo de sus anfitriones, aprovechando el roce del agua a su máximo potencial para alimentarse de los desechos biológicos de las ballenas.