Estudio del ADN de los labradoodles reveló una sorprendente verdad

Científicos estadounidenses analizaron más de 150 mil puntos del genoma del labradoodle, determinando cómo se originó este híbrido, además del desarrollo que ha tenido.
Los perros a lo largo de la historia han sido conocidos por su lealtad y ternura, llegando a ser considerados por muchas personas como uno más de la familia.
Especialmente en estos últimos decenios, se han buscado en ellos ciertas características o apariencias específicas, recurriendo a la cruza de razas para obtener lo deseado. Una de estas mezclas es el conocido labradoodle, una combinación de labrador y poodle, cuyos genes esconden un sorprendente secreto.
Estos pequeños peludos fueron creados hace 31 años en Australia para combinar la lealtad y quietud de un labrador retriever con el pelaje hipoalergénico de un poodle o caniche. Su apariencia adorable y menos peluda los ha convertido en uno de los llamados “perros de diseño” más populares a lo largo del mundo.
Sin embargo, un nuevo estudio publicado en la revista PLOS Genetics, sobre el genoma de este can híbrido, específicamente el labradoodle australiano, reveló que al contrario de lo que se creía posee “un exceso del genoma del poodle”.
“Nos sorprendió el resultado, pensamos que encontraríamos una representación mucho más equilibrada“, manifestó Elaine Ostrander, una de las autoras de este estudio.
“Esta investigación refleja que los cambios en muy pocos genes pueden definir una nueva raza y demuestra cómo éstas pueden formarse en un pequeño número de generaciones“, agregaron los autores.
Para observar qué tan rápido había evolucionado el genoma del labradoodle australiano, analizaron a canes de primera generación, es decir, descendientes directos de un labrador retriever cruzado con un poodle y a las razas originales.
Los resultados demostraron que mientras que los perros de primera generación eran una clara división de 50% labrador y 50% poodle estándar, la mayor parte del genoma del labradoodle australiano poseía caniches de todos los tamaños, un poco de labrador e inclusive una pizca de cocker español americano.
Estos hallazgos, según los expertos, permiten tener una mejor comprensión de la diversidad genómica de los perros domésticos. Lo cual a su vez ayuda a iluminar campos tan variados como la biología, la evolución y el comportamiento animal de los mamíferos.
“Este estudio otorga un plan para comprender mejor cómo se forman las razas, en este caso las de perros, destacando el alcance limitado de los rasgos deseados en la definición de nuevas razas“, recalcan los autores.