¿Por qué nos gusta tanto el “cahuín”? La ciencia nos lo explica

Futuro 360 11-05-2020
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No discrimina edad, etnia o sector social. A todas las personas les gusta hablar de quien no está presente. Pero al parecer no todo es tan malo. Expertos aseguran que sólo el 15% de los comentarios son negativos.  Además, el popularmente llamado “pelambre”, nos ayudarían a establecer vínculos sociales y estándares morales.


Quien esté libre de pecado, que lance la primera piedra. Cita bíblica, que calza perfecto para determinar quién no ha caído en ello. Desde siempre, el humano ha tenido un interés por el otro, y más si éste, ni siquiera está cerca de él. La ciencia lo dice: es parte de nuestra naturaleza. La pregunta es ¿Por qué?

Las ciencias sociológicas aseguran que nuestros cerebros, se adaptaron para prestar atención a los “cahuines” a través de la evolución. El psicólogo comportacional Frank McAndrew de la Universidad de Knox, Estados Unidos, explicó a CNN que prosperamos gracias a los chismes. “En los tiempos prehistóricos, las personas que estaban interesadas en las vidas de otras, eran más aptas para la supervivencia”.

¿Quién está durmiendo con quién? ¿Quién tiene el poder? ¿Quién tiene el acceso a los recursos? Si no manejabas esa información, era bastante difícil prosperar en la prehistoria”, agrega el McAndrew.

Generalmente se le entrega una connotación negativa a los cahuines, sobretodo si se piensa de rumores dañinos, tabloides y el derecho a la privacidad de las personas. Sin embargo, los investigadores aseguran que este tipo de  conversaciones generalmente son neutrales, aburridas y cumplen un propósito único. Expertos definen al chisme como una charla sobre una persona que no está presente, en la cual se comparte información que no es ampliamente conocida sobre ésta.

De acuerdo a un análisis realizado en la Universidad de California Riverside, una persona promedio pasa 52 minutos “cahuineando”, y sólo un 15% de éste es algo negativo o “evaluativo”. La mayoría de las conversaciones sobre otras personas tratan sobre hechos mundanos, ayudando a construir amistades, comunidades o entregando información primordial para construir una vida social.

Los chismes podrían observarse como una primera instancia de acercamiento social. Las personas buscan establecer confianza, cohesión y conocimiento para con otros, a través de temas en común o conversando sobre personas del mismo círculo”, apuntó Fernando Marchant, psicólogo de Vidaintegra a Futuro 360.

Los ‘cahuines’ son una forma de comunicación. Son comentarios que no necesariamente tienen fuente o validez, pero que cumplen un importante rol al momento de iniciar conversaciones. Son una herramienta comunicativa que en muchas ocasiones, abre círculos y posibilidades sociales para una persona”, agregó Claudia Badilla, psicóloga de la Clínica Ciudad del Mar.

A pesar que el “pelambre” está estereotípicamente relacionado a la falta de educación, Megan Robbins, psicóloga de la Universidad de California Riverside, asegura que todos practican el intercambio de chismes.

Como una especie social, hablamos de otras personas. No vivimos aislados, por lo que inevitablemente hablamos de quienes no están siempre presentes”, aseguró Robbins.

Existen cahuines que no tienen veracidad. Sin embargo, ésto no significa que sean dañinos, ya que pueden ayudar a la construcción de la confianza en las personas, el establecimiento de vínculos y las relaciones personales. Lo anterior, siempre que sean en tono constructivo y positivo”, agregó Marchant.

“Construyen estándares morales, definiendo los límites de las conductas de una persona en relación a la opinión pública. Sin embargo, es importante destacar que ésto se considera como ‘moral de castigo’, la cual es mucho más superficial que una ‘moral de principios’ que se inculca en la infancia de la persona”, apuntó Badilla.

¿Por qué nos interesa la vida de otros?

Los chismes negativos no malintencionados, pueden ayudar a adquirir mejores comportamientos morales, evitando posibles infidelidades u obligando a las personas que no suelen participar de actividades a preocuparse por su reputación, animándolas a formar parte de las actividades grupales.

Según Stacy Torres, socióloga de la Universidad de San Francisco, Estados Unidos, este hábito humano “es algo que vemos a través de diferentes culturas y diferentes sectores etarios, aunque pueda variar de sector en sector”.

El mejor ejemplo: El interés por la vida de los “famosos”.

“Generalmente las personas buscan en otras, sus carencias. Los famosos proyectan un estilo de vida en el cual se proyectan, ya sea por envidia o como un modelo a seguir. Atentos y dispuestos a buscar cada detalle de la vida de ellos, explica Fernando Marchant.

La profesional de la Clínica Ciudad del Mar añade que ésto también sería producto de nuestras actitudes sociales asociadas a la evolución, de los tiempos en que nuestros antepasados seguían a un “alfa”; miembro de la tribu que estaba mejor adaptado a las condiciones.

Las personas seguían al líder de la manada, admirándolo por sus acciones o sus métodos que lo dejaban como guía. Hoy en día, ser ‘exitoso’ está relacionado con la validación pública”, aseguró la especialista. Buen punto, solo basta revisar la búsqueda de esa validación en las redes sociales.

“Entonces, las personas buscan un prototipos de vida en éstas personas famosas, tanto para validar sus acciones, como la forma en que se presentan a los demás Razón por la qué existe un alto interés en los cahuines relacionados a las celebridades”, concluyó Badilla.