Aves comenzaron a cantar diferente desde que inició el confinamiento por COVID-19
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Según un estudio publicado en la revista Science, la drástica disminución del ruido generado por los humanos y sus autos, debido a la cuarentena, causó que los gorriones bajaran la frecuencia y el volumen de su canto, lo cual mejoró su capacidad de apareamiento y de defensa.
(CNN) – Los pájaros de la ciudad de San Francisco en Estados Unidos comenzaron a cantar de forma diferente debido a la quietud del encierro causado por coronavirus, señaló un estudio publicado en la revista científica Science.
De acuerdo con la investigación, antes de esta crisis los territorios urbanos de cría del gorrión de corona blanca eran casi tres veces más ruidosos que los territorios rurales.
Sin embargo, durante la pandemia, los investigadores notaron que los niveles de ruido en las áreas urbanas eran drásticamente más bajos y que de hecho, eran consistentes con el flujo de tráfico de mediados de la década de 1950.
“En otras palabras, el cierre causado por el COVID-19 creó un singular manantial silencioso en toda el área de la bahía de San Francisco“, señalaron los expertos.
Al analizar los datos de flujo de tráfico del puente Golden Gate, los científicos encontraron que los cruces de vehículos de abril a mayo de 2020 volvieron a niveles no vistos desde 1954. Pese a que no hay registros de ruido disponibles de la década de 1950, los investigadores sostienen que este hallazgo indica que un cambio breve pero dramático en el comportamiento humano eliminó más de medio siglo de contaminación acústica urbana.
Los pájaros respondieron produciendo cantos de mayor rendimiento a menor amplitud, maximizando la distancia de comunicación y la prominencia. “Encontramos que los pájaros cantaban más suavemente cuando los niveles de ruido eran más bajos y a distancias de grabación más cortas antes y durante el confinamiento”, sostienen los autores del estudio.
Aunque los pájaros cantaban más suavemente, la investigación encontró que la distancia de comunicación casi se duplicó, elevando la aptitud de las especies y aumentando el potencial de apareamiento.
“Asimismo, la relación señal-ruido se duplicó en energía relativa, lo cual ayuda a explicar los informes que sugieren que los cantos de los pájaros sonaron más fuertes durante el confinamiento“, concluyeron los investigadores.