Corredor mortal: Las ballenas en Chile enfrentan colisiones, ruido y desorientación por la industria
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En el Día Mundial de las Ballenas, Greenpeace alerta sobre los riesgos que enfrentan estos cetáceos en aguas chilenas, donde la salmonicultura y el tráfico marítimo industrial las exponen a colisiones, enmallamientos y desorientación.
Chile es un corredor clave para el 46% de los cetáceos del mundo, conectando las cálidas costas de Colombia y Ecuador con los fríos mares de la Patagonia y la Antártica. Sin embargo, el avance industrial ha convertido este paso en una amenaza para su supervivencia. Según Silvana Espinosa, vocera de Greenpeace Chile, "el 83% del tráfico marítimo en la Patagonia está vinculado a la salmonicultura, lo que genera colisiones y desorientación por el ruido de los motores".
Colisiones y muertes: un problema creciente
Un estudio publicado en la revista Marine Policy reveló que Chile tiene la mayor tasa de mortalidad de ballenas por colisiones con embarcaciones a nivel mundial. Entre 1972 y 2023, el 28% de las 226 ballenas varadas murieron por choques con barcos, mientras que un 7% falleció por enmallamientos. Desde que se implementaron necropsias sistemáticas, el país registra un promedio de cinco muertes de grandes cetáceos al año por esta causa.
El impacto ecosistémico de las ballenas
Las ballenas no solo son vitales para la biodiversidad marina, sino que también contribuyen a la mitigación del cambio climático. Al alimentarse en aguas profundas y liberar excrementos ricos en nutrientes en la superficie, fertilizan el océano y fortalecen la cadena alimenticia. Además, capturan grandes cantidades de carbono, ayudando a reducir los efectos del calentamiento global.
"La conservación de las ballenas no solo protege la biodiversidad, sino que también contribuye a la salud del planeta", asegura Espinosa. Sin embargo, proyectos como el puerto Dominga en el archipiélago del Pingüino de Humboldt, una zona crítica para cetáceos, ponen en riesgo su hábitat y supervivencia.