¿Cómo respiran las personas que nacieron sin olfato? La ciencia lo revela
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Un estudio reciente muestra que las personas sin sentido del olfato tienen patrones de respiración diferentes, lo que podría ayudar a explicar las consecuencias de la anosmia en la salud mental y física.
Investigadores han descubierto que las personas que nacen sin sentido del olfato respiran de manera distinta a quienes sí pueden percibir olores.
Este hallazgo podría ofrecer nuevas pistas sobre por qué la anosmia, la pérdida del olfato, está relacionada con problemas de salud como la depresión y un mayor riesgo de muerte prematura.
Respiración y anosmia: un vínculo inesperado
Un estudio realizado por el Instituto Weizmann de Ciencias en Israel y publicado en la revista Nature Communications reveló diferencias en la respiración entre personas con anosmia congénita, es decir, aquellas que no han podido oler desde su nacimiento, y personas con olfato normal.
Durante 24 horas, 21 participantes con anosmia y 31 personas sin esta condición usaron dispositivos que medían su flujo de aire nasal mientras llevaban a cabo sus actividades diarias.
Los resultados mostraron que aquellos con sentido del olfato normal tomaban inhalaciones cortas adicionales en respuesta a los olores presentes en el ambiente, algo que no ocurría entre las personas con anosmia.
Además, los participantes sin sentido del olfato presentaron más pausas respiratorias y un flujo máximo más bajo al exhalar, tanto mientras estaban despiertos como durante el sueño, lo que sugiere que los patrones respiratorios también se ven afectados en la ausencia de olores constantes.
Consecuencias para la salud física y mental
La anosmia ha cobrado mayor relevancia debido a su asociación con el Covid-19, y estudios previos ya la vinculaban con depresión y aislamiento social.
El profesor Noam Sobel, coautor del estudio, señaló que el sentido del olfato, a menudo minimizado, tiene una influencia importante en la salud general. “La noción de que los patrones de respiración pueden ser realmente influyentes no es tan descabellada”, afirmó Sobel, según reportó The Guardian.
Aunque el estudio es pequeño y presenta limitaciones, como no considerar la respiración bucal, los investigadores creen que las diferencias en la respiración podrían influir en la salud física y mental, afectando incluso la actividad cerebral.