Científicos logran tatuar tardígrados vivos con nanotecnología para desarrollar futuros microrobots


Una innovadora técnica de litografía sobre hielo permitió grabar patrones microscópicos en estos "osos de agua", abriendo puertas a la creación de dispositivos biotecnológicos miniaturizados.
En un experimento que combina biología y nanotecnología, investigadores de la Universidad Técnica de Dinamarca tatuaron con éxito patrones nanométricos en tardígrados vivos, los organismos conocidos por su resistencia extrema. El estudio, publicado en Nano Letters, demostró que el 40% de estos microanimales sobrevivió al proceso y conservó las marcas incluso bajo condiciones adversas.
Tatuajes a -143°C
El equipo utilizó una versión adaptada de la litografía de hielo, una técnica que emplea haces de electrones sobre superficies congeladas. Los científicos indujeron primero un estado de criptobiosis en los tardígrados —donde suspenden su metabolismo— antes de someterlos al vacío a temperaturas criogénicas (-143°C). "El anisole actuó como 'tinta' protectora: donde incidía el haz, se formaban patrones de hasta 72 nanómetros", explicó Ding Zhao, líder del estudio.
Los tardígrados revividos mostraron los tatuajes intactos tras ser estirados, lavados y secados, confirmando la durabilidad del método. Aunque solo cuatro de cada diez especímenes sobrevivieron, su resistencia ofreció datos valiosos. "Estos microtatuajes son el primer paso hacia sensores biológicos o robots vivos en miniatura", destacó Zhao, según reportó Science Alert.
Del laboratorio a la biotecnología
El éxito con tardígrados —que miden 0.5 milímetros— sugiere posibles aplicaciones en otros organismos resistentes. El equipo prevé usar la técnica para construir circuitos integrados en bacterias o diseñar microrobots médicos capaces de navegar por el cuerpo humano. Sin embargo, reconocen limitaciones: organismos menos robustos probablemente no tolerarían el proceso.
"Esta fusión entre nanoingeniería y biología podría revolucionar campos como la monitorización ambiental o la administración de fármacos", concluyó el estudio. Mientras los tardígrados lucen sus nuevos "tatuajes extremos", la ciencia avanza hacia una era donde lo vivo y lo artificial se entrelazan a escalas antes impensables.