Científicos advierten que el cambio climático podría estar alterando la actividad volcánica a nivel global

Juan Andrés Galaz 21-10-2025

La fusión de glaciares, el aumento del nivel del mar y las precipitaciones extremas aparecen como factores clave en la alteración de la frecuencia e intensidad de las erupciones.


Un conjunto de investigaciones recientes sugiere que el cambio climático antropogénico está comenzando a modificar los patrones de actividad volcánica en distintas regiones del planeta.


La fusión de glaciares, el aumento del nivel del mar y las precipitaciones extremas aparecen como factores clave en la alteración de la frecuencia e intensidad de las erupciones.


La vulcanóloga Virginie Pinel explicó que cuando un glaciar situado sobre un volcán se derrite, disminuye la presión sobre la cámara magmática, lo que facilita el ascenso del magma y eleva el riesgo de erupciones.


Este proceso ya se ha observado en Islandia, donde durante la última gran deglaciación —hace unos 10 mil años— las tasas eruptivas fueron entre 30 y 50 veces mayores que las actuales.


En contraste, en los volcanes submarinos, el incremento del nivel del mar genera una presión adicional sobre los reservorios magmáticos, lo que podría reducir su actividad. Según los especialistas, esto demuestra que el impacto del cambio climático depende del entorno físico de cada volcán.


Además, los procesos eruptivos no solo están influidos por la presión, sino también por la hidrología superficial. Cuando el magma entra en contacto con hielo o lagos, las erupciones son más explosivas y producen columnas de ceniza más altas. Sin embargo, los cambios en la atmósfera y en los regímenes de precipitación podrían alterar ese comportamiento en los próximos años.


Un estudio publicado en 2022 advierte que 716 volcanes activos —equivalentes al 58% de los existentes en la superficie terrestre— podrían verse afectados por lluvias extremas asociadas al aumento global de temperaturas. Estas condiciones incrementan no solo la probabilidad de erupciones, sino también la de lahares, producto del derretimiento rápido o de precipitaciones intensas.


El investigador Thomas J. Aubry sostuvo que, si bien es difícil atribuir una erupción específica al cambio climático, países como Chile, Islandia e Indonesia ya están adaptando sus sistemas de monitoreo ante una posible variación en la frecuencia y magnitud de los eventos volcánicos.


Los especialistas coinciden en que los desplazamientos de terreno provocados por el deshielo y las lluvias dificultan la detección temprana de erupciones, al alterar las señales sísmicas que normalmente las preceden.