Pfizer anuncia que su píldora contra el COVID-19 reduce en un 89% el riesgo de hospitalización y muerte
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El informe de su ensayo fase 2/3 indica que el uso de la píldora PF-07321332 puede eliminar 9 de cada 10 hospitalizaciones por SARS-CoV-2 y reducir la gravedad de las infecciones. El documento aún debe ser revisado por sus pares pero ya representa un potencial tratamiento para ser implementado en países que aún no tienen acceso a vacunas.
A días que Reino Unido se convirtió en el primer país en autorizar el uso de emergencia de la primera píldora contra el SARS-CoV-2, llamada molnupiravir y producida por la farmacéutica Merck y Ridgeback. Durante esta jornada, Pfizer entregó los estudios de medicamento oral contra el COVID-19.
El informe de su ensayo de fase 2/3 -que aún no ha sido revisado por sus pares y no se ha publicado en una revista científica- detalla que consumir dos pastillas al día reducen en un 89% el riesgo de una hospitalización o muerte por el virus en personas que se encuentran infectadas.
La píldora, PF-07321332, es un medicamento de la clase inhibidor de proteasa y actúa inhibiendo la enzima que el virus necesita para replicarse en las células humanas, una tecnología similar a la entregada por molnupiravir.
El laboratorio explicó en su documento que el fármaco fue probado en 1.219 adultos que tenían una infección por COVID confirmada por un laboratorio en un período de 5 días y tenían al menos una afección médica subyacente. Además, informaron que podría estar disponible para su comercialización este año.
“Estos datos sugieren que nuestro candidato a antivírico oral, si es aprobado por las autoridades reguladoras, tiene el potencial de salvar la vida de los pacientes, reducir la gravedad de las infecciones por COVID-19 y eliminar hasta nueve de cada diez hospitalizaciones”, manifestó Albert Bourla, director ejecutivo de Pfizer.
Sin duda que la creación y autorización de estas píldoras ayudarán fuertemente a la lucha contra el virus, el cual en un período de casi dos años ha cobrado la vida de millones de personas en todo el mundo.
Su uso será de vital importancia en países y comunidades que no tienen acceso a las vacunas, debido a la falta de sistemas que permitan el almacenamiento de las vacunas existentes a temperaturas bajo cero.