Medusas inmortales: Sus genes serían la clave de la “vida eterna” humana
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El equipo español espera seguir aprendiendo de esta medusa para ayudar a los humanos a vivir más tiempo y encontrar nuevos tratamientos para combatir el Parkinson y Alzheimer.
Inmortalidad, vida eterna, el santo grial, la fuente de la juventud. Son varios los mitos y leyendas que abordan cómo una persona puede adquirir el elixir de la vida y vivir para siempre. La búsqueda de una larga vida es una temática transversal, que atraviesa desde sacerdotes, alquimistas y filósofos hasta los mismos científicos.
Más allá de un elixir o ser bendecido por un dios, investigadores de la Universidad de Oviedo, en España, han descubierto algo tangible, que vive entre nosotros, y que podría ayudar a resolver este misterio.
Se trata de la medusa carmesí, conocida como Turritopsis rubra, un animal capaz de tener el doble de copia de los genes asociados con la reparación y protección.
Simplificando el estudio, indican que esta especie es la única capaz de rejuvenecer repetidamente luego de reproducirse sexualmente, volviéndose biológicamente inmortal.
“Hemos identificado variantes y expansiones de genes asociados con la replicación, la reparación del ADN, el mantenimiento de los telómeros, el entorno redox, la población de células madre y la comunicación intercelular”, explicaron los autores del estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
¿Cómo pueden hacer esto?
Origen geográfico y diagrama del ciclo de vida de T. rubra ( izquierda ) y T. dohrnii ( derecha ). Las flechas de color azul claro indican el ciclo de vida típico, mientras que las de color azul oscuro indican la reversión de la ontogenia alternativa de T. dohrnii .
El equipo detalla que cuando la medusa se muere de hambre o está pasando por un mal momento, es capaz de reabsorber sus propios tentáculos y hundirse al lecho marino.
Así, se convierte en un pólipo bebé y arroja más medusas que eventualmente maduran. Esto quiere decir que los telómeros de la gelatina actúa como un pequeño casco de ADN, de esa forma protege los extremos de las hebras cromosómicas mientras se reproduce.
En el caso de otros organismos vivos, como los humanos, los telómeros se acortan y se “agotan” durante este proceso.
Aplicación en humano
El profesor Carlos López-Otín manifestó que “a partir de este conocimiento esperamos encontrar mejores respuestas a las muchas enfermedades asociadas al envejecimiento que hoy nos abruman”.
Por eso, están tratando de descubrir y aprender a reemplazar las células cerebrales humanas, y así ayudar a los humanos a vivir más tiempo.
Sus aplicaciones también son prometedoras para desbloquear nuevos tratamientos y combatir el Parkinson y Alzheimer.